Textiles, de la segunda a la tercera dimensión

El CAAC muestra obras de algunas de sus artistas más representativas

Sevilla,

El arte textil ha sido escenario propicio, en todas las épocas, para el ensayo e intercambio de tecnologías cuyo uso tendría relevantes consecuencias de carácter social y cultural (sobre todo a partir de la mecanización del hilo de algodón en la Revolución Industrial). Aunque, hasta las décadas de los sesenta o setenta, los tapices y piezas trenzadas, producto de labores minuciosas y lentas, fueron devaluados por la crítica con la excusa de su asociación a lo femenino y al contexto de lo doméstico, desde entonces la tercera ola feminista ha reclamado sus aportaciones culturales.

El arte textil comenzó a percibirse en esos años como un espacio apto para el posicionamiento político y el desafío a las tendencias predominantes, relacionándose estrechamente el pasado vivo del hilo (los inicios de la elaboración textil podrían datarse hace entre 100.000 y 500.000 años) con la transgresión creativa contemporánea. Son muchas las connotaciones históricas y culturales vinculadas a los tejidos que han influido en nuestra apreciación de los mismos: sus procesos de producción, en interiores o en la naturaleza, hacen que estén casi indisolublemente unidos a identidades étnicas, de clase y género.

Tampoco hay que olvidar que la movilidad de los fragmentos de estas piezas potenció el desarrollo del comercio, dando lugar a un tráfico cultural que durante siglos derivó en el intercambio fluido, internacionalmente, de técnicas y signos y también en el desarrollo económico; podemos recordar en este sentido la exportación de tapices de lana desde Flandes al resto de Europa y la mencionada mecanización del hilo de algodón en la Revolución Industrial inglesa.

Objeto de un número cada vez mayor de exposiciones, al arte textil centra la muestra más destacada de esta primera mitad del año en el CAAC sevillano: “Textiles instalativos. Del medio al lugar”, comisariada por su director, Juan Antonio Álvarez Reyes y abierta hasta mayo. Situada en la zona monumental del centro, cuenta con trabajos de media docena de mujeres artistas de diversas generaciones: Hellen Ascoli, Paola Besana, Ulla von Brandenburg, Sheila Hicks, Belén Rodríguez y Pae White; se trata en su mayoría de piezas de gran formato, dominadas por el color y la abstracción y nos esperan en la antigua Iglesia, la sacristía, la Capilla de Afuera o el refectorio.

En la estela de exhibiciones que enlazaron el medio textil con el arte contemporáneo, como “Textiles: Open Letter” (en el Museum Abteiberg en 2013), o que subrayaban sus posibilidades narrativas, como “Taking a Thread for a Walk” (en el MoMA en 2019), esta exhibición propone además entablar un diálogo entre las obras escogidas y los espacios del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo donde se exhiben, ese área monumental del que fue un antiguo monasterio cartujo, cuya biblioteca visitó Colón para preparar la defensa de sus argumentos antes de realizar su primer viaje. Más adelante, este edificio se convirtió en fábrica de cerámica, ya en el siglo XIX, y en los últimos treinta años acoge el citado centro artístico, muchas de cuyas propuestas proponen un diálogo crítico entre el presente y nuestro pasado histórico.

Pae White. Los Träbäjos, 2021
Pae White. Los Träbäjos, 2021

El recorrido de “Textiles instalativos” arranca en la Capilla de Afuera, donde podemos contemplar Los Träbäjos, de Pae White, quien en 2007 participó en el Skulptur Projekte Münster con una intervención que podemos entender relacionada con este proyecto. Para aquella propuesta enlazó Westfalia con California, donde vive, a través de su ayer colonial hispano y de la comida rápida, asunto este último que también apareció en la instalación que llevó a cabo hace doce años para el MOCA de Los Ángeles, formalmente emparentada con la que ahora vemos en Sevilla: en ambas establece esta autora un vínculo abstracto entre el museo y la cultura popular; en el caso del CAAC, su obra se sitúa en el único espacio del convento donde se permitía el acceso de personas ajenas a la regla monástica, un lugar también conectado con el alimento, porque en esta zona se daba comida a los “menesterosos”.

Ya en la iglesia contemplaremos la gran instalación de Ulla von Brandenburg Das Was Ist (Lo que es). Esta autora alemana, residente en París, trabaja a partir de la temática y las tradiciones del teatro, los escenarios y la teoría del color, y aquí presenta una serie de telas pintadas con una abertura circular en cada una y dispuestas en paralelo, componiendo una suerte de diafragma de una cámara fotográfica. Se relaciona especialmente con el templo a través del gran rosetón en la fachada y el reloj del ábside.

Ulla von Brandenburg. Das Was Ist, 2020
Ulla von Brandenburg. Das Was Ist, 2020

De Sheila Hicks se exhiben tres obras: dos grandes instalaciones y una pieza reciente de menor escala; en todas se explora el color y las texturas y destaca Apprentissages de la Victoire, formada por grandes masas de cordones de colores de fibra de coco enfundadas en lana hilada a mano: se trata de una columna textil en la que el peso de su verticalidad monumental contrasta con la sensación de fluidez que suscita la naturaleza orgánica del material.

Belén Rodríguez, por su parte, es una de nuestras jóvenes artistas que más se han valido del textil con un carácter instalativo en sus muestras, como las que ya ha ofrecido en Tabacalera, en el Patio Herreriano de Valladolid o en el CA2M de Móstoles. Expone aquí una pieza realizada específicamente para el refectorio de la antigua Cartuja, Nueve autopensantes: esta instalación parte de la escalera de Jacob, un juguete en el que unas tablillas suben y bajan casi mágicamente, imitando la escalera que une cielo y tierra y por la que los ángeles tienen acceso al mundo terrenal y el celeste, tal y como soñó Jacob según la Biblia.

De la guatemalteca Hellen Ascoli, que ha investigado las tradiciones textiles de su país para construir su propio lenguaje y homenajear a las tejedoras guatemaltecas, veremos A veces el cielo se abre y Donde el cambio es la única constante, que han sido elaboradas con una base de tela tejida en telar de cintura, algodón, tela encontrada y algodón cosido a mano. Remiten a un poema que escribió la propia artista, titulado Letanía al volcán e inspirado en Guatemala como país de volcanes.

La italiana Paola Besana, artista italiana fallecida el año pasado, comenzó a tejer en 1958 y, una década después, fundó en Milán el Studio di Tessitura Paola Besana, que aglutinó un laboratorio y un centro de investigación, producción y docencia. De ella, por último, también ha reunido el CAAC tres obras: Ombre, donde cuatro rectángulos, cada uno atravesado por una misma línea diagonal discontinua, dan lugar a casi dos combinaciones posibles, solo invirtiendo lo grueso y lo delgado o dando la vuelta a las piezas; y Tre entità y Distrazione lombarda, en las que se valió de la técnica del doble tejido para transitar de la bidimensionalidad a la tridimensionalidad. No solo explora así las tres dimensiones, incidiendo en que el tejido no es una réplica de la pintura con un material diferente, sino que nos muestra el camino de la segunda a la tercera dimensión, generando una transformación abstracta pero emotiva.

Sheila Hicks. La Sentinelle de Safran, 2018
Sheila Hicks. La Sentinelle de Safran, 2018

 

 

“Textiles instalativos. Del medio al lugar”

CAAC. CENTRO ANDALUZ DE ARTE CONTEMPORÁNEO

Avenida Américo Vespucio, 2

Sevilla

Del 26 de noviembre de 2021 al 15 de mayo de 2022

 

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