Tarsila do Amaral. Una explosión de color y formas

Su excepcional obra, en la que el cubismo se mezcla con imágenes primitivas brasileñas explotando en vivos colores, unida a su elegancia e intensa personalidad, la han convertido en el principal estandarte del arte moderno brasileño; pero también en un icono popular, gracias a las películas y series de televisión que se han producido acerca de ella. Tarsila comienza su formación artística en São Paulo, completando sus estudios en Barcelona, durante el viaje realizado en 1902, y en la Academia Julian de París, donde pasa los dos primeros años de la década de los 20. Tras volver a su país natal, arranca el periodo más prolífico de su carrera artística que es, precisamente, el foco de atención de la muestra que estos días abre sus puertas en la Fundación Juan March de Madrid; donde, hasta el próximo 3 de mayo, más de un centenar de obras de la genial brasileña, entre las que se incluyen dibujos y todo tipo de material documental, podrán visitarse, acompañadas de algunas de las piezas clave de quienes fueron sus compañeros artísticos generacionales. Durante los años 20 Brasil vivió una revolución artística sin precedentes; las vanguardias que habían comenzado a proliferar en Europa pronto empiezan a florecer en São Paulo, de la mano de creadores como la propia Tarsila. Las influencias de artistas como Fernand Léger, André Lhote o Albert Gleizes se hacen visibles en sus piezas, a las que sin embargo aporta unas personalísimas características -como el brillante colorido, los temas primitivistas, los paisajes troplicales o la temática social- que pronto convierten su estilo en inconfundible y en todo un icono del arte de su país. Es también durante esta prolífica década cuando la artista contrae matrimonio con otro de los representantes brasileños más importantes del periodo artístico al que nos referimos: Oswald Andrade, con quien fundará la antropofagia, un movimiento artístico propiamente brasileño que se basará en la idea metafórica de comerse al europeo, tomando de éste lo que es de provecho y acabando con lo perjudicial. Estas ideas calaron muy hondo en la sociedad y llegaron a convertirse en toda una imagen de la construcción cultural brasileña; una construcción basada en la lucha por liberarse de la independencia intelectual de Europa que venían arrastrando desde la época de la conquista. Esta forma de vanguardia brasileña conjuga, por tanto, lo mejor de las nuevas corrientes artísticas del viejo continente con una mirada sincera a los orígenes brasileños, a la esencia propia de su pueblo. De este modo, esta exposición nos descubre cómo en la obra de Tarsila se mezclan elementos tan dispares como el cubismo, el tropicalismo, la exuberante vegetación, la pasión por la geometría o los vivos colores; en los que muchas veces descubrimos una alusión a los que forman la bandera brasileña.

Junto a sus piezas, no sólo podremos contemplar trabajos de importantes creadores brasileños de su época; sino que además la exposición cuenta con objetos de cerámica marajoara, piezas coloniales o plumaria amazónica que, sin duda, nos ayudan a hacernos una idea de las fuentes autóctonas de inspiración para la artista.

Créditos fotográficos:
Tarsila do Amaral. Autorretrato ou Le Manteau roug, 1923
Óleo sobre lienzo. Colección del Museo Nacional de Bellas Artes de Rio de Janeiro

Tarsila do Amaral. Pescador, 1925
Óleo sobre lienzo. Foto: Museo del Hermitage, S. Petersburgo

Tarsila do Amaral. La negra, 1923
Óleo sobre lienzo. Colección MAC USP

Tarsila do Amaral
Autorretrato ou Le Manteau roug, 1923

Tarsila do Amaral
Pescador, 1925