El Museo Sorolla de Madrid cerró el pasado octubre por obras de ampliación y remodelación, en principio hasta 2026, pero las oportunidades de disfrutar de la producción del valenciano crecen en varias ciudades españolas, para gozo de los nostálgicos y aún conmemorando el centenario de la muerte del pintor.
Si la Fundación Bancaja valenciana propone, precisamente a partir de fondos llegados, en buena medida, del centro madrileño, un diálogo entre su arte y los textos de Manuel Vicent a partir de la atención de ambos al Mediterráneo y la vida junto a él, la Galería de las Colecciones Reales presenta la antología “Sorolla, cien años de modernidad”, que cuenta con casi ochenta pinturas representativas de todas sus etapas, una de ellas inédita y hasta ahora dada por desaparecida: Boulevard de París (1890), que no había vuelto a exhibirse desde el año de su creación. Asimismo, el Museo del Realismo Español Contemporáneo. MUREC, en Almería, nos ofreció hasta hace unas semanas “Sorolla y el renacimiento de la pintura valenciana“, un recorrido por trabajos de artistas valencianos y españoles de fines del siglo XIX y principios del XX que contaron con proyección nacional e internacional.
Ahora celebra el vitalismo del legado de este autor el Museo Carmen Thyssen malagueño, que, con unos días de retraso a causa de las circunstancias meteorológicas, abrirá al público mañana, 15 de noviembre, la exposición “Sorolla en Andalucía”, comisariada por Enrique Varela Agüí y destinada a revisar la presencia de los paisajes, los monumentos y los tipos populares andaluces en la obra del pintor, que entre 1902 y 1918 se trasladó en numerosas ocasiones a las provincias de Málaga, Granada, Sevilla, Huelva, Córdoba y Cádiz.
Curioso y viajero, ese deambular por los lugares que le ofrecían la luz que buscaba fue uno de los impulsos de la trayectoria de Sorolla: como artista que trabajaba al natural, podemos decir que completamente pleinairista, se trasladaba una y otra vez a los emplazamientos que consideraba más adecuados para plantar su caballete; los exteriores le ofrecían unas posibilidades de acción que nunca pudo encontrar en el estudio. Visitó ciudades y pueblos, se interesó por el patrimonio, las gentes y sus costumbres y llevó sus impresiones a un buen número de lienzos de los que ahora este centro nos enseña una selección, pequeña pero significativa.
A diferencia de sus conocidas representaciones marineras, de las escenas de playa que llevó a cabo en su tierra valenciana y de las imágenes que brindó a los paseos elegantes a orillas del mar Cantábrico, en Santander o San Sebastián, las composiciones que Sorolla elaboró en el sur nos resultan seguramente más variadas en sus temas y poéticas en su trasfondo: se fijó en las vistas sobrecogedoras que se divisan desde la Alhambra; en el silencio que transmiten los jardines, apacibles y vacíos, de los Reales Alcázares sevillanos; en el bullicio de los cafés donde se cantaba flamenco y la belleza contundente de las bailaoras. Buscó reflejar el atractivo de las costas, desde luego, pero también el fervor popular en las procesiones, la fiesta, el ocio y el trabajo, y si no hay obra entre las suyas valencianas que no transmita una luminosidad inequívoca, las que ideó en el sur son capaces de sugerir duende.
Considera el comisario que esos rasgos, la vivacidad presente en sus piezas andaluzas, no se quedó solo en ellas, sino que expandieron su influencia a buena parte de su trabajo posterior, enriqueciendo su gusto. El palacete de Martínez Campos donde residió en Madrid se construyó en los mismos años en que realizó estos viajes, de ahí que la configuración de los jardines sevillanos y granadinos (los de los mencionados Reales Alcázares, la Alhambra y el Generalife) dejaran su poso en el diseño de los suyos, que ciertas referencias estéticas pervivieran y que entre los objetos arqueológicos, botánicos, etnográficos y artísticos que coleccionó en la capital muchos procedan justamente del sur.
Forma parte de las colecciones del Thyssen malagueño, por cierto, el estudio de un garrochista sevillano datado en 1914, preparatorio para el panel El encierro, que había de completar la decoración de la biblioteca de la Hispanic Society of America, y de rápida ejecución en óleo sobre cartón. La exposición se ha instalado precisamente en la segunda planta del centro, por su relación con las muchas obras del fin de siglo español que aquí podemos ver.
“Sorolla en Andalucía”
C/ Compañía, 10
Málaga
Del 15 de noviembre de 2024 al 9 de febrero de 2025
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