“La obra de arte erótica desprende una santidad propia”, sostenía Egon Schiele (1890 – 1918), el artista austriaco cuya obra sería calificada de pornografía debido a sus desnudos explícitos. Estas radicales representaciones se exhiben actualmente, y hasta el 18 de enero de 2015, en la londinense The Courtauld Gallery. Bajo el nombre Egon Schiele: The Radical Nude, la muestra compila una excelente selección de dibujos y acuarelas que muestran su maestría en el manejo de la línea y del color, al tiempo que nos descubren la obra de este discípulo de Klimt que reinventaría el modo de representar la figura humana.
Sus provocadores destapes chocarían con la mentalidad conservadora de la época
Todos aquellos que se encuentren en estas fechas en Londres -que son muchos por ser la capital uno de los principales destinos turísticos de las Navidades-, podrán contemplar los provocadores destapes que chocarían con la mentalidad conservadora de la época y que harían prisionero a Schiele en 1912, acusado de permitir a menores tener acceso a los dibujos “inmorales” de su estudio.
Llama la atención, para bien, que la exposición esté esponsorizada por la firma Swarovski que, al tratarse de una compañía austriaca, busca promocionar al compatriota que escribiría desde la cárcel: “Alguien más débil interiormente se hubiese vuelto loco aquí, y –a la larga– también yo, a fuerza de permanecer anonadado día tras día. Por eso, cuando fui arrancado con violencia de mi ámbito creativo, para tratar de no caer en la verdadera locura, me puse a pintar –con mi dedo tembloroso mojado en mi amarga saliva– paisajes y rostros en las paredes de la celda, sirviéndome de las manchas de la argamasa. Después observaba cómo secaban poco a poco, se difuminaban y desaparecían en el fondo de las paredes, como borrados por una mano invisible, poderosa y mágica”.
Si queremos saber más sobre la atormentada vida del artista, y más concretamente sobre su calvario después de que una adolescente le acusara de abusar de ella, es obligatorio además el visionado de la película Egon Schiele: Excess and Punishment (1981). Protagonizada por Mathieu Carrière y Jane Birkin en el papel de Wally -la que fuera su amante y musa artística hasta su matrimonio con Edith, una mujer que a priori le aseguraba una mayor estabilidad económica y posición social-, el film narra cómo tras 24 días en la cárcel y ser obligado a ver la incineración de una de sus ofensivas obras, Schiele es puesto en libertad.
Y película y exposición nos revelan quiénes son los objetos de sus obras: su mujer, amantes, prostitutas, mujeres embarazadas, su hermana, sus amigos (mención especial para su colega de profesión Erwin Osen, quien aseguran le ayudó a descubrir su ideal de cuerpo femenino al presentarle a su compañera sentimental, una exótica bailarina llamada Moa) y hasta él mismo. Schiele, que con sólo 16 años es admitido en la Academia de las Artes Aplicadas de Viena, compartiría protagonismo en la escena artística junto a Klimt –un mentor a quien llegaría a parodiar con obras como El Cardenal y la monja (Caricia) en referencia a El beso– y Kokoschka. La creación de un lenguaje propio se produciría en 1910, al romper los convencionalismos de la época y comenzar a dibujar el cuerpo humano cargado de erotismo y sexualidad.
“¡Oh, Arte todopoderoso, qué no sería yo capaz de soportar por ti!”, escribió desde la cárcel
Aunque truncada por su temprana muerte –con tan sólo 28 años fallecería de gripe española tras correr la misma suerte que su esposa embarazada Edith-, su carrera fue altamente prolífica. Ni las paredes de la cárcel frenaron su amor por el Arte: “Puedo trabajar y soportar así lo que de otra manera sería insoportable (…) ¡Oh, Arte todopoderoso, qué no sería yo capaz de soportar por ti!” Por ello, y siguiendo el ejemplo de Schiele en materia de pasión artística, brindemos por un 2015 donde el Arte ocupe nuestros días, nos agite, nos permita escapar de la rutina y consiga hacer divinos los instintos más humanos.