Serrano Rivas y el frágil cosmos

Dos proyectos recientes de la malagueña se exponen en la Galería Marta Cervera

Madrid,

Formada en Arquitectura y Bellas Artes, Leonor Serrano Rivas viene concibiendo su trabajo, desde sus inicios hace más de una década, como un juego compuesto por instrucciones que permiten generar, al menos durante un instante, un espacio paralelo que sustituye al de nuestra vida cotidiana. La instalación es su medio habitual para plantear esos lugares alternativos, o de ensayo, adecuados para la puesta en escena de otras experiencias y representaciones posibles; también de otras temporalidades, favorecidas por las acciones no previstas, los movimientos sin una lógica interna específica que tienen lugar en esas escenografías.

El espectador desempeña en ellas un papel fundamental; para la artista se convierte en personaje, deviniendo sus obras configuraciones escénicas que se mueven en torno a ellos e invirtiéndose los roles habituales del intérprete (actor, performer) y la audiencia, porque esta última pasa a formar parte del reparto. Cuando se sumó a nuestros Fichados allá por 2015, nos contó Leonor que le interesaba cómo la exposición puede capturar lo ordinario a través de la creación de una ilusión que se sostiene en el borde de la realidad.

Leonor Serrano Rivas. "Danzas Cósmicas". Galería Marta Cervera
Leonor Serrano Rivas. “Danzas Cósmicas”. Galería Marta Cervera
Leonor Serrano Rivas. "Danzas Cósmicas". Galería Marta Cervera
Leonor Serrano Rivas. “Danzas Cósmicas”. Galería Marta Cervera
Leonor Serrano Rivas. "Danzas Cósmicas". Galería Marta Cervera
Leonor Serrano Rivas. “Danzas Cósmicas”. Galería Marta Cervera

La más reciente de sus muestras lleva por nombre “Danzas cósmicas”, puede verse hasta abril en Marta Cervera, su galería en Madrid y consta de dos cuerpos de obra que han evolucionado y se han expandido en paralelo en los últimos años: Arabesque y Gigante roja; se trata de piezas cinéticas que se interrelacionan entre sí como lo harían bailarines danzando en el espacio, activándolo a su vez.

El primer proyecto lo inspiró la ocasión lejana en que los Ballets rusos de Diaghilev pasaron por la Alhambra de Granada; Serrano Rivas ha buscado evocar el momento en que sus bailarines dibujaban con sus movimientos figuras mágicas que no debían ser muy diferentes a las de las decoraciones propias del mundo islámico; líneas dinámicas asociadas a la fuerza, la belleza y el conocimiento. Para generar su propia escena, buscó trasladar ese espíritu a Tánger: en la ciudad marroquí, artesanos tejedores la ayudaron a diseñar la urdimbre en la que disponer sus propios dibujos, una urdimbre que habitualmente está formada por hilos longitudinales tensados en un telar que quedan tapados por los hilos perpendiculares de la trama (es justamente el cruce de trama y urdimbre, siguiendo ciertos códigos, el que da lugar al tejido y sus dibujos), pero que aquí escapa a convenciones. Los hilos, esta vez, adquieren todo el protagonismo, y la trama desaparece, porque es en aquellos donde serán dibujados los atauriques.

La gestación de Arabesque llevó a esta autora, a continuación, a la Real Fábrica de Tapices, donde construyó los marcos necesarios para disponer esas primeras piezas en pie, atendiendo a los diferentes modelos de los telares. Gracias a esos soportes, los hilos pueden entremezclarse al menor movimiento de la obra sin que esta pierda su estructura, sin que el pálpito de los arabescos implique el riesgo de la desaparición. El de Arabesque es, en puridad, el nombre de la figura formada por líneas y formas contenidas en innumerables hilos de lana serigrafiada: barras, óvalos y tambores que la urdimbre del telar consigue mantener tensionados.

Las referencias de los cuatro telares suspendidos, de lana de cabra estampada y otros materiales, son orgánicas: si en el cuerpo quieto de una bailarina sabemos que subyace movimiento, en el cuerpo escultórico de esta propuesta de Serrano la quietud del telar ofrece una alteración continua de la ordenación estricta de los ornamentos, dados los movimientos suaves que pueden desplegarse a su alrededor o la naturaleza de nuestra propia mirada, en continuo vaivén aunque inconsciente. De este modo, y suspendidas en el aire, las obras vibran evocando la danza, pero también los propósitos de la Bauhaus como escuela de oficios y sus postulados a favor de la artesanía útil, o la misma vanguardia rusa.

Por su parte, Gigante roja consta de grandes planchas batientes de hierro que, al paso del espectador, casi cumplen la función de un abanico: varillas semicirculares sostienen, justo en su centro, un microcosmos semejante a una extensa nebulosa. En astrofísica suele decirse que estamos hechos de polvo de estrellas y ese es el material que aparece recogido aquí, en un juego de escala y pesos que, detenidamente contemplado, parece no encajar.

Nos encontramos ante viento derivado de un abanico de hierro que esconde un cristal pintado con metales y nitratos enfrentados entre sí y que, a su vez, vertebran un poliedro facetado, una especie de galaxia de mundos posibles atravesados por ese aire. Suspendida por dos hilos finos, esta serie de cristales-mundo alude a la fragilidad que sostendría el cosmos: nuestro mundo hecho de polvo pende de una hebra.

“Danzas Cósmicas” recoge, de este modo, los registros diversos inherentes a la producción de esta autora, que transitan entre lo artesanal y lo tecnológico y entre lo micro y lo macro.

Leonor Serrano Rivas. "Danzas Cósmicas". Galería Marta Cervera
Leonor Serrano Rivas. “Danzas Cósmicas”. Galería Marta Cervera

 

Leonor Serrano Rivas. "Danzas Cósmicas". Galería Marta Cervera
Leonor Serrano Rivas. “Danzas Cósmicas”. Galería Marta Cervera

 

 

Leonor Serrano Rivas. “Danzas Cósmicas”

GALERÍA MARTA CERVERA

c/ Valencia, 28

Madrid

Del 17 de febrero al 10 de abril de 2022

 

 

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