Sean Scully, un espíritu en la cuadrícula

Fundació Catalunya La Pedrera le dedica una retrospectiva

Barcelona,

Mondrian, Rothko y Matisse se encuentran entre las influencias estéticas básicas del irlandés, nacionalizado estadounidense, Sean Scully, cuyo repertorio iconográfico se compone de líneas, bandas y bloques que dan lugar a ilusiones ópticas y relieves a través de su estructura seriada y superpuesta. Se agrupan en órdenes alternativos y en ellos figura y fondo con dificultad pueden diferenciarse. El tratamiento del color en su producción es, asimismo, fruto de todo un proceso artesanal: la superposición progresiva de finas capas impregnadas de pigmentos diferentes que se revelan por transparencia y ofrecen tonos únicos, de gran profundidad, lo que concede a sus pinturas abstractas cierta calidez sensual.

Una de sus retrospectivas más completas puede contemplarse, hasta el próximo verano, en la Fundació Catalunya La Pedrera bajo el comisariado de Javier Molins: reúne algo más de sesenta trabajos representativos de su evolución desde sus comienzos figurativos hasta sus últimas composiciones, pasando por las más célebres de su carrera, las minimalistas de los setenta; se trata de pinturas, esculturas, dibujos y fotografías, en su mayoría bajo el común denominador del empleo de esos bloques cromáticos con cuyas texturas y líneas quiere Scully probar que la frialdad de la abstracción tiene mucho de mito y que el solo recurso de los elementos básicos de la pintura, bajo determinadas condiciones de ritmo e intensidad, puede suscitar emociones profundas.

Nos permitirá comprobar este proyecto tanto el amplio conocimiento de Scully de los antiguos maestros como su sensibilidad singular a la hora de tomar referencias, visuales y emocionales, en su entorno cercano; también la coherencia interna de sus creaciones en el tiempo y su relación con sus experiencias vitales, afectos y dolores.

Sean Scully. Fundació Catalunya La Pedrera
Sean Scully. Fundació Catalunya La Pedrera
Sean Scully. Fundació Catalunya La Pedrera
Sean Scully. Fundació Catalunya La Pedrera

Antes de adoptar procedimientos recurrentes como la división tripartita de sus piezas, la utilización de rayas en lugar de esquemas ortogonales y la alternancia entre zonas coloreadas y otras en blanco y negro, frente al monocromatismo, Scully manejó una síntesis rigurosa de referencias paisajísticas. En sus primeras inmersiones en la no figuración, analizó la posibilidad de emplear la cuadrícula como único módulo compositivo a partir de un juego denso de superposiciones y tratando de acercarse a los esquemas habituales en Piet Mondrian. Paulatinamente, la tensión compositiva de sus imágenes se relajaba y el cromatismo se refinó, en un preciso contrapunto entre tonos atrevidos y matices delicados. Otros de sus homenajeados serían Van Gogh, Malévich y Matisse, este último en su paleta alegre y su luz vibrante.

Una de las vertientes más interesantes de su obra la constituyen los insets, composiciones formadas por lienzos pintados con motivos contrastantes, físicamente empotrados en el cuerpo del cuadro, o sus trabajos basados en el manejo de los reflejos de luz y las mutaciones que esta genera en las paredes. Su inspiración para esos proyectos llegó en México, pero fotografiaría muros iluminados también en otras partes del mundo: buscaba conjugar, como tantas veces, dramatismo pictórico y delicadeza. De hecho, cuando utiliza un tono gris semejante al del acero se deja llevar por la memoria de la luz melancólica que rodea su estudio en Kentish Town, una zona del norte de Londres.

Sean Scully. Fundació Catalunya La Pedrera
Sean Scully. Fundació Catalunya La Pedrera

Cita Scully la “luz muscular de Constable” como otra fuente clave para su producción última: comparte con ese gran paisajista su interés por capturar las condiciones atmosféricas específicas de lugares concretos en momentos determinados; podemos decir que reinventa, desde su lenguaje no figurativo, las escenas pastoriles del artífice de El carro de heno. En algunas de las creaciones recogidas en La Pedrera encontraremos bloques o rayas sutilmente abigarrados, en azul, rojo, verde y púrpura, sobre soportes diversos: cobre, aluminio y lino. Las modulaciones tonales imbuyen las piezas de una luminosidad que se nutre, no solo de Constable, sino de la tradición del paisaje europeo en su conjunto; se ha referido el artista a su afán por aunar dos corrientes normalmente distanciadas en los estudios historiográficos: la racional o ilustrada y la romántica.

Al hacer visible la naturaleza procesual de sus trabajos, quiere encapsular la calidad transitoria y siempre cambiante de la iluminación ambiental, de modo que, como ha descrito el crítico de arte Hans-Joachim Müller, cada composición tenga “su propio clima, su propio perfil emocional”. Otro de sus frecuentes puntos de partida es el serialismo musical, un método que consiste en repetir elementos musicales sumando variaciones en tono, dinámica y timbre. Al trasladar ese procedimiento a sus composiciones pictóricas, repitió el motivo de la línea del horizonte cinco o seis veces en cada caso, incorporando cambios en las modulaciones tonales y la gestualidad. Aunque es fácil recordar, ante estas obras, los campos de color de Rothko, Scully reclama una distinción fundamental entre la invocación de lo sublime perseguida por los expresionistas abstractos estadounidenses y su propia práctica, que aborda las relaciones existenciales contemporáneas con el medio ambiente a través de una sugerencia de lo telúrico en líneas horizontales. Cree el irlandés que al abstraer nuestra relación con la naturaleza la hemos hecho más remota, por eso su reto en estas pinturas ha sido acercarlas a esa naturaleza sin renunciar a su lenguaje abstracto.

Sean Scully. Fundació Catalunya La Pedrera
Sean Scully. Fundació Catalunya La Pedrera
Sean Scully. Fundació Catalunya La Pedrera
Sean Scully. Fundació Catalunya La Pedrera

Dado que este autor residió durante un tiempo en Barcelona y aquí mantuvo un estudio durante catorce años, algunas de las obras que entonces llevó a cabo en la capital catalana formarán parte de esta antología, como Barcelona Band of Light (2004) y Barcelona Dark Wall (2004), además de piezas sobre papel y fotografías; entre sus esculturas que se exhiben ahora por vez primera destaca 55, gran columna cromática de seis metros de altura que recibe a los visitantes en el patio de Passeig de Gràcia y que, una vez más, manifiesta que de la simplicidad y la repetición puede brotar una alta capacidad de sugerencia.

Como es habitual, esta exposición de La Pedrera también se expandirá más allá de los muros del edificio de Gaudí: se han organizado actividades junto al Gran Teatre del Liceu, el Palau de la Música y Santa Cecília de Montserrat y el cineasta David Trueba ha filmado un documental en su taller londinense donde conversa con Scully y documenta la preparación de este montaje.

Sean Scully. Fundació Catalunya La Pedrera
Sean Scully. Fundació Catalunya La Pedrera

 

 

Sean Scully

FUNDACIÓ CATALUNYA LA PEDRERA

Passeig de Gràcia, 92

Barcelona

Del 14 de marzo al 6 de julio de 2025

 

Comentarios