Victor I. Stoichita
En el Kunsthaus de Zurich queda abierta hasta el 3 de marzo una interesante exposición bajo el lema “Sade /Surreal”.
El título deja adivinar que su tema es el del impacto de la obra del “divino marqués” sobre el Surrealismo. Y en efecto, las obras de Dalí (El juego lúgubre, 1929),y las de Man Ray, Hans Bellmer, André Masson o Pierre Klossowski expuestas ilustran muy bien lo que el arte de este movimiento de vanguardia debe a esta figura iconoclasta de las letras europeas. Pero hay más, y éste es tal vez el aspecto, más problemático, pero también más nuevo en el contexto de las habituales exposiciones de arte moderno. Me refiero a la presentación de obras cuya relación con el pensamiento de Sade es indirecta (así por ejemplo, algunos grabados de Goya o dibujos de Füssli) o de los mismos manuscritos de Sade, con su extraña materialidad (una de sus novelas fue escrita sobre un rollo de tela, durante una de sus numerosas detenciones), con su característica y abigarrada escritura, hecha con una tinta muchas veces fabricada ad hoc. Un bonito catálogo (a cargo de Tobia Bezzola, Michael Pfister y Stefan Zweifel) acompaña esta exposición, donde “lo bello” cede a veces su sitio a “lo terrible”.
Man Ray, La Prière, 1930 (c)2001 ProLitteris
Rudolf Schlichter, Speedy und Rudolf Schlichter bei. Strangulation experimenten in atelier, 1928 (c)2001 ProLitteris
Salvador Dalí, Le jeu lugubre, 1929 (c)2001 ProLitteris