Roger Ackling, sobre la tierra y con el sol a la espalda

Roger Ackling. Voewood, luz solar sobre madera, 2012

El artista expone por tercera vez en la Galería Elvira González

Madrid, 31/10/2012


“Roger Ackling. Inside Out: Outside In”

GALERÍA ELVIRA GONZÁLEZ
c/ General Castaños, 3
28004 Madrid
Del 31 de octubre de 2012 al 8 de enero de 2013
De lunes a viernes, de 10:30 a 14:00 y de 16:30 a 20:30 horas
Sábados, de 11:00 a 14:00 horas

La Galería madrileña Elvira González inaugura hoy la tercera muestra individual en sus salas del artista británico Roger Ackling. La exhibición, titulada “Inside Out: Outside In”, recoge una treintena de pequeñas piezas realizadas recientemente.

Ackling lleva más de cuatro décadas creando sus obras mediante el mismo método: utilizando una lupa de mano, concentra la luz solar sobre piezas de madera que encuentra en sus paseos por la naturaleza. De este modo, la superficie de la madera queda trazada con surcos y formas, fruto del haz de luz que la quema, y es la energía solar la que crea un dibujo en relieve sobre los troncos.

Roger Ackling. Voewood, luz solar sobre madera, 2012

Ackling trabaja siempre en contacto directo con la naturaleza y no en un estudio. Se sienta solo directamente sobre la tierra, con el sol a la espalda y sosteniendo en la mano izquierda la pieza de madera y en la derecha la lupa, concentrándose absolutamente en ese proceso en el que el sol da, literalmente, vida a sus trabajos.

En 2007, Ackling declaró: “Podría decirse que trabajo con la luz, no estoy interesado en usar el color, sino que es más una cuestión de luz y de oscuridad”.

Graduado en la St. Martins School of Art de Londres en los sesenta, formó parte, junto a Hamish Fulton o Richard Long, de una generación que aspiraba a llevar el arte fuera del estudio del artista. Para ellos la escultura podía ser lo que quisieran: una paseo por el campo, un viaje en bicicleta por Francia o, como en el caso de Ackling, una pequeña pieza de madera marcada por el sol.

Roger Ackling. Voewood, luz solar sobre madera, 2012

El pequeño formato de las piezas transforma sustancialmente nuestra percepción del espacio expositivo que las rodea, convirtiéndolo en monumental y casi inabarcable; pero, más allá de esa sensación, su obra genera también una atmósfera de ecos simbólicos. Paisaje y poesía se entremezclan en la obra de Ackling hasta conformar una nueva unidad.

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