Robert Whitman: Playback

Dore Ashton

A finales de los años cincuenta, un grupo heterogéneo de artistas jóvenes y animosos puso en marcha en Nueva York lo que entonces se llamó happenings: obras híbridas, actividades en las que se mezclaban distintos medios, cuyo escenario solían ser viejos almacenes y locales del sur de Manhattan, y en las que deliberadamente se subrayaba el elemento de improvisación.

Del 5 de marzo al 15 de junio de 2003.
Dia Center: Chelsea, Nueva York.
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Era el romanticismo de lo inesperado, que el siglo XX no había dejado de celebrar desde que Apollinaire rindiera homenaje a las calles de París y afirmara en Zone (1912) que los prospectos, catálogos, carteles […] son la poesía de esta mañana, y para prosa tenemos los periódicos; era una vena de flâneurie que nos sigue acompañando.

Richard Whitman, Window, 1963
Uno de aquellos jóvenes bullangueros era Robert Whitman, cuyo temperamento marcadamente lírico hizo que sus obras no tuvieran nunca la agresividad la hostilidad incluso que muchas veces caracterizó a las de compañeros de viaje como Allan Kaprow, Claes Oldenburg y Jim Dine. Desde el principio Whitman puso en sus acciones una dimensión añadida que muchos comentaristas calificaron de fantasía o poesía. En esta retrospectiva, tan apropiadamente titulada Playback, su empleo de filmaciones se destaca y compendia en una única y grandiosa instalación, Spyglass, en la que cuatro bucles de película de 16 mm, tomados de obras anteriores, se proyectan sobre cuatro pantallas que a su vez se reflejan en cuatro espejos. La totalidad octogonal en la que se ve introducido el espectador forma la más maravillosa experiencia que hubiera podido desear un surrealista. Los bucles de película, en los que las típicas inversiones de Whitman inducen una plétora de asociaciones más allá de lo que se ve, contribuyen a crear esa magia de humo y espejos a la que tan aficionado es este artista. La originalidad en el empleo del bucle y el registro cuidadoso de una imaginería fugaz han sido siempre las marcas distintivas de su trabajo.

Robert Whitman, Dressing table, 1962
Junto a varias obras de los años sesenta recompuestas con elementos fílmicos, Whitman expone por primera vez sus dibujos sobre Dante, veintisiete dibujos a doble cara colgados del techo en una sala oscura. Cuidadosamente ejecutados a grafito, lápiz, pastel y crayón, poseen una unidad que en cierto modo los asemeja a sus películas, construidas fotograma a fotograma. Revelan una intensa búsqueda de los aspectos místicos de la poesía de Dante y comprensión de los principios estructurales que utilizó el florentino. Como corresponde a un artista multimedia, Whitman demuestra ser un espíritu polifacético.

Robert Whitman, Dante drawings: Canto XIV, 1974-75
Traducción: María Luisa Balseiro.

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