Richter, con la pintura contra todo

El Centre Pompidou acoge una retrospectiva del artista coincidiendo con su 80 cumpleaños

La antología, bautizada significativamente como “Panorama”, da testimonio de la acérrima defensa del medio pictórico (sobre todo frente al fotográfico) que Richter siempre ha mantenido a partir de medios más heterogéneos de lo que parece.

Tras las foto-pinturas que realizó a partir de instantáneas en la década de los sesenta, el artista germano comenzó a evolucionar en los sesenta hacia una abstracción gestual fabricada de blancos y negros, de jaulas de colores. Ya en los ochenta, se decantó por un tipo de pintura más académica, influida por la pintura de historia y los retratos y paisajes de los grandes maestros, sin abandonar su personal estilo abstracto, entonces a medio camino entre lo gestual y lo geométrico y plagado de tonalidades ácidas.

Su preparación en la pasada década de diversos proyectos de arte público en gran formato y alguna escultura, como la que mostraba su personal visión del Gran Vidrio de Marcel Duchamp, mostró la capacidad de Richter de reinventarse y de convertir sus trabajos en un constante punto de inflexión.

La muestra que ahora acoge el Pompidou se detiene en las principales fases de su carrera, haciendo frente al reto de ofrecer al público un auténtico “panorama” de la obra de Richter compatible con su condición de artista vivo que continúa trabajando y en evolución. Su producción puede clasificarse atendiendo a criterios temáticos claros, pero, como maestro de la fusión de géneros que Richter es, no siempre resulta fácil de clasificar.

La exhibición se centra principalmente en las pinturas del artista pero también incluye dibujos, fotografías, e instalaciones y se acompaña de la presentación en el Louvre de un centenar de obras sobre papel.

Gerhard Richter

Bougie, 1982

Baden-Baden

Gerhard Richter

Aladin, 2010

Colección particular

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