Pintura, dibujo, fotografía, video e instalación se reúnen en la última muestra de Ricardo González García: lleva por nombre “Background”, puede verse hasta el 28 de noviembre en CASYC, el centro de exposiciones de Caja Cantabria en Santander, y ha sido comisariada por el crítico de arte e historiador vasco Francisco Javier San Martín.
Nuestro concepto de lo real, y lo que tras él se oculta, es el eje de las obras de esta muestra: siguiendo un método que González plantea como deconstructivista, se nos van desvelando capas de una realidad incierta, precaria, a veces acentuada y a veces perdida en el bombardeo de información propio de nuestra sociedad de la comunicación. El artista busca en todo momento incitarnos a la reflexión y no duda en servirse con esos fines de elementos propios de la escenografía barroca que mostraban al espectador de entonces los mecanismos y tramoyas que hacían posible la representación y, con ellos, parte del orden de lo sublime. Esa apelación al neobarroquismo se hace presente también en la inestabilidad y metamorfosis de las formas.
González García ha utilizado como faros que han guiado la preparación de esta exhibición las obras El revés del cuadro de Cornelius Norbertus Gijsbrechts y Las Meninas velazqueñas: la primera y menos conocida presenta, como un trampantojo, la parte trasera de un cuadro y para el artista encarna una imagen límite que oscila entre la nada y el infinito; en la segunda, la tela y el espejo representan los límites de la imagen que se construye, pero que no podemos ver en su totalidad, intuyéndola sólo a través de su reflexión (en el espejo).
Más allá de estas disquisiciones en torno a los recovecos de la imagen, las obras de Ricardo expuestas ahora en el CASYC nos hablan también de su propia actividad como pintor que intenta abrirse paso en un mundo cada vez más volcado hacia los nuevos medios y lo virtual sin abandonar sus útiles tradicionales. Alguna de las obras que forman parte de la exposición alude a su espacio y sus procesos de trabajo, pero, al no descartar ningún formato, elige libremente entre distintas técnicas para acercarse a un mismo tema, abriéndose así nuevos caminos para investigar las dicotomías entre representación y abstracción, contenido y continente, sujeto y objeto.
Como el resto de la producción de este artista cántabro, la obra reciente que podemos ver en Santander busca cierto reflejo de nuestras formas de vida actual que trascienda su atractivo estético. En palabras de Óscar Alonso Molina, en los trabajos de González encontramos “porciones del mundo que se separan y juntan simultáneamente con enorme velocidad, dando lugar a constelaciones nuevas y recorridos inéditos y fragmentarios que nuestro sistema nervioso debe apresurarse a reconocer e interpretar si no quiere disiparse, perderse en mitad de una constelación de señales equívocas y sin coordinación, en el vacío de la ausencia de significado… “.
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