Revolución desde la tradición

El hilo conductor de su arriesgada propuesta parte del planteado por Germano Celant en “The Italian Metamorphosis, 1943-1968”, una revisión de la reconstrucción cultural de Italia tras la Segunda Guerra Mundial, centrada en su producción artística, que pudo visitarse en el Museo Guggenheim durante el año 1995. Ambas exhibiciones comparten un punto de vista común que, por otra parte, resulta ser la clave principal para descifrar la historia del arte italiano: su estrecha relación con el mundo antiguo. Y es que los creadores autóctonos jamás pierden de vista la vasta y rica tradición en materia artística de su país; de tal modo que estructuran sus obras como reacción contra la misma o bien tomándola como punto de partida para configurar nuevas propuestas. Por otra parte, esta muestra constituye una continuación de las dos exposiciones (“Where are we going?” y “Sequence 1”) que se han organizado durante los últimos años en el Palazzo Grassi, con la intención de analizar y dar a conocer la creación artística actual italiana dentro del propio país, porque en el caso de su arte contemporáneo parece justificado aplicar el dicho de que nadie es profeta en su tierra. La muestra, según su comisario, pretende rendir homenaje a aquellos artistas que durante su trayectoria han estado a la altura del patrimonio artístico de su país, una propuesta fuera de lo común que, como cabía esperar, ha suscitado todo tipo de comentarios por parte de la crítica; principalmente debido a que algunos de los más reseñados artistas italianos de las últimas décadas -como Paladino, De Maria, Pomodoro, Music, Mattiacci…- no aparecen entre la extensa nómina de participantes en la misma. “Italics. Italian Art between Tradition and Revolution, 1968-2008” comienza su recorrido en 1968 -un año muy significativo en todos los aspectos a nivel mundial, sobre todo en lo referente a cambios sociopolíticos- cuando termina la bonanza económica de Italia y empiezan a surgir los conflictos entre tradición y renovación, que como ya hemos mencionado en el arte del país han estado siempre presentes. Se trata de una época compleja y contradictoria dentro del panorama artístico, pero que sin embargo cuenta con propuestas de gran profundidad que no han tenido la repercusión que se merecen ni en el propio país, ni a nivel internacional. Desde el arte povera hasta el pop italiano de Mario Schifano; pasando por la transvanguardia, las propuestas conceptuales de Alguiero Boetti o las irónicas piezas de Maurizio Cattelan; la muestra recorre la genialidad de aquellos artistas cuyo trabajo ha aportado un grano de arena en lo referente a la construcción de la contemporaneidad cultural italiana.

Patrick Tuttofuoco
Walkaround, 2002
My private, Milán

Alighiero Boetti
Tra sé e sé, 1987
Collezione Marco Noire e Silvia Chessa

Sandro Chia
Grotto Azzurro, 1980
Colección privada