Rafael Canogar y lo que el mundo no tiene

CentroCentro le dedica una retrospectiva

Madrid,

Algo más de veinte años después de la última antología de Rafael Canogar en Madrid, y coincidiendo con el 90º aniversario del artista y con el arranque de una nueva etapa en CentroCentro, que prestará especial atención en sus exposiciones propias a autores en activo que trabajen en la ciudad, podemos visitar ya en la quinta planta del Palacio de Cibeles “(I)realidades. Obras 1949-2024”, repaso a los hitos de la trayectoria del que fuera uno de los fundadores del grupo El Paso. Es su comisario Alfonso de la Torre, que subrayó en la presentación de la muestra la intensidad de la dedicación de Canogar al acto de la pintura, entendida como ejercicio comunicativo y como un eslabón en la búsqueda de lo inasible.

Componen el recorrido cerca de sesenta obras -en su mayoría pinturas, pero también collages, relieves escultóricos y una escultura exenta- y algunas de ellas proceden de la colección personal del artista, de modo que rara vez habían podido verse hasta ahora. Se estructura esta retrospectiva en cinco secciones, no estrictamente cronológicas, que dan cuenta del tránsito de Canogar desde una figuración temprana a la abstracción y de su continua cercanía a los debates artísticos de su tiempo, o sus tiempos, que son ya varios desde 1949.

Nacido en Toledo en 1935, se trasladó a Madrid siendo un niño y no lejos de CentroCentro reside y continúa trabajando; tampoco distaba mucho de allí el estudio de Vázquez Díaz donde, en expresión propia, pudo imbuirse del fuego de lo moderno antes de su traslado a París en los cincuenta y de su toma de contacto con Miró y Klee, dos de sus referentes en el campo de la abstracción. Justamente el primer apartado, Naturaleza, que me has conmovido, se inicia con la presentación de una vista del jardín del pintor onubense datada en 1949, en María de Molina. Desde las enseñanzas de aquel, tentó Canogar modos de estructurar, de vertebrar las tensiones pictóricas, y en esta composición exploró sus opciones a la hora de hacer emerger la imagen de la mancha. Ese fue uno de los primeros de una larga sucesión de paisajes, los siguientes planteados desde la extensión del color, en planos pictóricos contundentes que derivan de un proceso de análisis y concentración. Estas tonalidades, en el fondo, vienen a reclamar lo depurado e infinito del espacio (el campo en Castilla, sus vastos suelos y cielos, fueron muchas veces su fuente; también las estaciones, la umbría, lugares arcádicos donde encontrar placidez).

Rafael Canogar [I]Realidades [Obras 1949-2024]
Rafael Canogar I.Realidades. Obras 1949-2024. CentroCentro, 2025
Rafael Canogar [I]Realidades [Obras 1949-2024]. CentroCentro, 2025
Rafael Canogar I.Realidades. Obras 1949-2024. CentroCentro, 2025
 

Un periodo muy significativo en la trayectoria de Canogar, y en general en el arte contemporáneo español, fue el año 1957 y sus aledaños: entre 1957 y 1960 sería miembro del mencionado grupo El Paso, que abrió en nuestro país los cauces de la vanguardia desde la expresividad, la austeridad cromática y el compromiso. Uno de sus sellos fue un peculiar tratamiento lumínico, al que él se ha referido como “una luz como de acero” que adquiere primacía sobre la forma a la vez que facilita el surgimiento de las imágenes, el brío del blanco, los grises o los pardos entre la negrura. Su acercamiento en aquel tiempo al informalismo no tuvo tanto que ver con su defensa de un arte otro de inspiración mural sino con una actitud de observación del mundo, pretendidamente, en todas sus posibles dimensiones, también las que podían acercarse a lo onírico surrealista: Quisiera tener los pies sobre la tierra, estar en contacto con la realidad, crear formas orgánicas, vivas, porque el arte ya no puede (hoy menos que nunca) deshumanizarse (…). Encontrando (esa realidad) en su verdad subjetiva e íntima, escribió en 1959.

Ese mismo año dejó también dicho: Hemos olvidado la belleza física de los cánones clásicos porque ella nada tiene que ver con nuestra realidad. A veces necesitamos de los monstruos porque lo que en la vida es feo, en la pintura puede ser bello, vivo y expresivo (…). Creo que la separación entre la abstracción y la figuración debemos superarla y enfocar la realidad desde otro ángulo distinto, encontrándola en su verdad subjetiva e íntima, una intimidad que puede manifestarse en texturas y monocromías.

Rafael Canogar [I]Realidades [Obras 1949-2024]. CentroCentro, 2025
Rafael Canogar I.Realidades. Obras 1949-2024. CentroCentro, 2025

Un tercer episodio de la muestra se sitúa en los ochenta, cuando el pintor se valía sin enfrentarlos de los procedimientos de la representación y del despojamiento (abstracciones y construcciones) y, en todo caso, procuraba en el espectador la intensificación de la mirada. Convocaba tanto lo visible como el misterio, a la mancha y a la geometría, y cuidaba la extensión de las bandas de color o su eclosión, la consecución de una armonía entre lo lineal y lo fluido. Uno de sus impulsos continuos fue buscar nuevos caminos aun si implicaban el fin de las imágenes reconocibles.

Al margen de las disquisiciones sobre la representación o la ausencia de ella, la búsqueda de lo no palpable y sí susceptible de llevar al lienzo, hubo etapas en que Canogar reflexionó especialmente sobre la condición humana y los efectos en ella del dolor y el tiempo. A mediados de los sesenta regresó desde el informalismo al que llamó “realismo” llevando a sus composiciones, en ocasiones mediante el relieve y el fragmento corporal o de telas, a individuos caídos o heridos, acentuadamente solos o sumidos en la masa, dolientes. La prensa de la época (o de casi todas las épocas) podía dar pie a estas visiones y a preguntarse sobre la que Jean Genet llamó realeza secreta del dolor. Destaca por su drama, recalcado en el montaje, El prisionero (1967), un intento de hacer partícipe al espectador de una desventura colectiva. Sobre piezas como esta, en poliéster, fibra de vidrio y óleo sobre tabla, explicó Aguilera Cerni que no es necesario, ante estos trabajos, pronunciar discursos contra la violencia; lo violento, inhumano y deshumanizado, es inseparable de la materialidad del objeto.

Desde el Reina Sofía ha llegado a CentroCentro Escena urbana (1970), otra construcción realista que, al tiempo que canaliza búsquedas estéticas, transmite una conciencia ciudadana: cuerpos y sombras se entrelazan y funden.

El punto final a esta exhibición lo ponen pinturas, de mediados de los cincuenta, que remiten a los mundos de Klee y Miró, relevantes ambos tanto para los expresionistas abstractos americanos como para los informalistas europeos. En el suizo apreció Canogar la magia y el misterio, aunque, frente a aquel, necesitaba poner límites, delimitar sus desarrollos; en el surrealista español, un pilar estético. Y en ambos, un apoyo para adentrarse en la abstracción expresionista.

El comisario recordó en la presentación de esta retrospectiva que, según Roberto Calasso, el mundo contemporáneo debe ser observado a partir de lo que no tiene: desde su relación con el misterio, lo invisible y lo divino. Para De la Torre, la producción de Canogar apunta justamente a ese vacío.

Rafael Canogar [I]Realidades [Obras 1949-2024]. CentroCentro, 2025
Rafael Canogar I.Realidades. Obras 1949-2024. CentroCentro, 2025
Rafael Canogar [I]Realidades [Obras 1949-2024]. CentroCentro, 2025
Rafael Canogar I.Realidades. Obras 1949-2024. CentroCentro, 2025

 

“Rafael Canogar [I]Realidades [Obras 1949-2024]”

CENTROCENTRO. PALACIO DE CIBELES

Plaza de Cibeles, 1

Madrid

Del 30 de enero al 18 de mayo de 2025

 

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