Pulcritud y belleza

El Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca homenajea a su fundador, Fernando Zóbel, en el vigésimo quinto aniversario de su muerte

Fernando Zóbel
Corregidor, 1963

Del 25 de marzo al 28 de junio de 2009, en el Museo de Arte Abstracto Español. Fundación Juan March de Cuenca.

“Fernando Zóbel. Viajar, dibujar, pintar”. Cuenca, hasta el 28/06/09

MUSEO DE ARTE ABSTRACTO ESPAÑOL. FUNDACIÓN JUAN MARCH

Casas Colgadas, s/n
Cuenca (España)

Cuadernos de apuntes y dibujos y óleos procedentes de los fondos de la Fundación Juan March y de diversas colecciones particulares e institucionales componen “Fernando Zóbel: Viajar, dibujar, pintar”. Se trata de una pequeña muestra-homenaje que el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca dedica al que fuera su creador, cuando se cumple el vigésimo quinto aniversario de su muerte, acaecida en Roma el 4 de junio de 1984.

El pintor filipino donó en 1981 a este museo su colección de arte y ahora el centro le recuerda centrándose en su faceta de viajero, como viajero-creador, dado que los viajes de Zóbel fueron siempre fuente de descubrimientos y de conocimiento, motivos de inspiración, y nunca meros desplazamientos fruto de la necesidad de descansar o distraerse. En uno de ellos, acompañado por sus amigos Rueda y Torner, visitaría Cuenca e imaginaría la ciudad como lugar perfecto donde mostrar sus obras y las de sus compañeros. Ahora, 130 cuadernos de dibujos y apuntes fechados entre 1948 y 1984, plagados también de fotografías, documentos y anotaciones dan testimonio de aquellas experiencias y del universo personal y creativo de Zóbel en aquella época.

Semejantes a pequeños laboratorios de papel o a gabinetes de dos dimensiones, fueron el germen inicial de sus trabajos más conocidos: en ellos estudió colores, luces y sombras, e instantes Muchos de ellos aluden a la ciudad de Cuenca y pudieron contemplarse por primera vez en la muestra “Fernando Zóbel. Cuadernos de apuntes y porfolios. Una visión de Cuenca”, que tuvo lugar en 1991. Otros raramente se habían exhibido al público con anterioridad.

La búsqueda de la excelencia, la pulcritud y la belleza determinaron en todo momento su trayectoria, tanto artística como humana. Por eso, con ocasión de esta exposición y como reconocimiento a la memoria de Zóbel, la Fundación March ha decidido limpiar, restaurar y embellecer todos los trabajos del pintor que componen la colección de esta institución, aunque no todos lo necesitasen. De ese modo el público podrá apreciar aún mejor la luminosidad y la minuciosa labor de exaltación de los valores estéticos que el creador imprimió a su producción. En palabras de Caballero Bonald, no debemos fijarnos sólo en la asepsia formal, el rigor expresivo y el impecable cromatismo que caracterizan la obra de Zóbel, pues esas notas son meros procedimientos empleados por el filipino para tratar de sintetizar la naturaleza en sus signos más esenciales y ofrecérsela al espectador en forma de equivalencias oníricas con la realidad, que resultan, según reconocería Torner, inevitablemente bellas.

Coincidiendo con la celebración de esta muestra, se ha editado una carpeta compuesta por diez facsímiles seleccionados de entre los 130 cuadernos de apuntes de Zóbel que integran la exposición.

Fernando Zóbel
Invierno húmedo, 1982

Fernando Zóbel
Villar del Horno, 1964

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