Primer homenaje en Francia a la figura de Emil Nolde

Componen la muestra cerca de noventa pinturas (incluyendo el excepcional políptico La vida de Cristo, procedente de la Fundación Nolde de Seebüll) y setenta acuarelas, grabados y dibujos. Se presentan de forma cronológica y según una clasificación temática en la que destacan paisajes, retratos, maternidades, noches de Berlín y piezas de asunto religioso o legendario. Para el gran público, esta exposición constituye una oportunidad única de conocer la producción de Emil Nolde con todo detalle, pues pueden contemplarse juntas obras procedentes de museos e instituciones privadas del mundo entero que ilustran todas las etapas del pintor. Formado en Munich y París, pronto se distingue de los artistas de la época por sus pinceladas rápidas de colores intensos aplicadas al lienzo casi con ferocidad, con una notable influencia de Van Gogh. Vinculado a Die Brücke, participó en todas las iniciativas del momento para tratar de imponer un arte nuevo y fue excluido del grupo de la Secesión berlinesa en 1911. Fascinado por la metrópolis en que se había convertido la capital alemana, manifiesta la soledad de sus habitantes y también su gusto por los espectáculos de la vida social en pinturas que se mueven entre la rudeza y la dulzura y que en su tiempo resultaron muy incomprendidas. Pese a los intentos de Nolde por infundir a sus muy modernos trabajos el espíritu alemán de siempre, fue maltratado por el nazismo y formó parte de los “artistas degenerados” cuya obra se mostró en Berlín en la famosa exposición de 1937. Ya anciano, tuvo que someterse a los dictados estéticos del régimen de Hitler, dictados a los que pudieron escapar un millar de pequeñas acuarelas que realizó clandestinamente en Seebüll, las llamadas “imágenes no pintadas”, muy emotivas, que también se exhiben ahora en París. Alcanzó el reconocimiento internacional tras la II Guerra Mundial, consagrándose desde 1945 como uno de los artistas más importantes del s. XX.

Emil Nolde
Couple sur la plage, 1903