Picasso o el optimismo

El malagueño comparte salas con Alfaro y Uiso ALemany en el Centro Cultural Bancaja valenciano

Valencia,

La Fundación Bancaja posee una completa colección de obra picassiana: más de 1.600 piezas, entre ellas siete series íntegras. Buena parte de ellas, junto a trabajos procedentes del Museo Reina Sofía, el Museo Picasso malagueño, el Thyssen-Bornemisza o ARTIUM, forman parte de “Picasso. La alegría de vivir”, una exhibición comisariada por Javier Molins y abierta hasta marzo en la que podemos ver óleos, grabados, dibujos, litografías, estampas y cerámicas que tienen en común una atmósfera: la de la curiosidad y el entusiasmo vital que animaron el trabajo de Picasso, siempre pero de forma más clara a partir de su etapa de madurez.

Las cerca de 170 obras reunidas en esta muestra están pobladas por modelos que posan para sus pintores, payasos y figuras circenses, corridas de toros y minotauros, escenas de danza y ballets (hay que recordar que para algunos diseñó vestuarios) y también por imágenes que remiten al arte primitivo africano, que coleccionó y que tantas veces le sirvió de inspiración. Inevitablemente, son recurrentes en la exposición las referencias a la luz del Mediterráneo -asunto al que se dedica la actual muestra de la Fundación MAPFRE en sus salas de Recoletos- y las imágenes de su taller de La Californie, donde crearía sus distintas versiones de Las Meninas.

"Picasso. La alegría de vivir" en el Centro Cultural Bancaja
“Picasso. La alegría de vivir” en el Centro Cultural Bancaja

La exhibición se estructura precisamente en ocho capítulos temáticos. El primero se relaciona con su plasmación del citado asunto del pintor y la modelo, presente en varios grabados de la Suite Vollard y en lienzos de los sesenta, y también recoge algunos de sus caballeros (por tantos llamados mosqueteros), nacidos de la influencia de los clásicos, no solo españoles: Velázquez, Rembrandt, El Greco

A continuación, el espectador se adentra en su fascinación por el arte primitivo, apartado del que forman parte diversas cerámicas de tema mediterráneo y la considerada única obra fauvista del pintor, Los segadores (1907), antecedente por su tosquedad formal de Las señoritas de Avignon, y la tercera sección se dedica al al mundo del circo que Picasso conoció bien en sus visitas al Médrano junto a Apollinaire y Max Jacob. Esos motivos circenses le acompañaron durante toda su carrera, en escenas de ánimo cambiante: desde la melancolía de su periodo rosa hasta las estampas más festivas, cuando no explícitamente sexuales, de su Suite Vollard.

A continuación, Bancaja repasa los íntimos nexos de Picasso con los grandes maestros, de Tiziano a Cranach pasando por Velázquez, Goya, Delacroix o Ingres; algunas de sus escenas taurinas, en ocasiones también con referencias sexuales; su obra feliz en La Californie (contemplaremos los dibujos que realizó en esa villa de Cannes, agrupados en el llamado Cuaderno de la Californie) y los vínculos de su producción con la música, incidiendo en la importancia del encuentro del artista con Diaghilev, germen de sus colaboraciones en los decorados y el vestuario de Parade (1917), Le Tricorne (1919) y Pulcinella (1920).

El último apartado de la exposición recoge algunas de sus palomas de paz, motivo siempre presente en su obra y en su vida, porque es conocido que su padre, José, ya las criaba y pintaba. Matisse le regaló una cuando residía ya en París y las retomó en su obra; de hecho, un grabado con ella fue elegido por Louis Aragon para ilustrar el cartel oficial del Congreso Mundial de la Paz que se celebró en París en 1949.

Esas palomas enlazan, por cierto, con la otra muestra vinculada al malagueño que el Centro Cultural Bancaja ofrece estos días: se trata de “Picasso y la paz”, que reúne versiones de los grabados de la serie Manos unidas realizadas por personas con diversidad funcional de una veintena de centros valencianos.

"Picasso. La alegría de vivir" en el Centro Cultural Bancaja
“Picasso. La alegría de vivir” en el Centro Cultural Bancaja

Por otro lado, hasta febrero este espacio presenta también “Laboratorio de formas”, una retrospectiva dedicada a Andreu Alfaro que ha sido comisariada por Tomàs Llorens y Boye Llorens Peters y que cuenta, fundamentalmente, con esculturas de pequeño y mediano formato de este autor valenciano fallecido hace ahora seis años. Además de estas piezas, y con el objetivo de acercarnos al ambiente creativo del taller del artista, se muestran una treintena de maquetas o bocetos experimentales ejecutados con materiales frágiles.

Ocho secciones articulan también esta muestra, según criterios a la par cronológicos y temáticos, y se suceden en el recorrido piezas en hierro, aluminio, acero, zinc, metacrilato, madera o mármol. Recordamos que, en sus inicios, Alfaro se vinculó al constructivismo abstracto de entreguerras; progresivamente evolucionó hacia el compromiso social y político, presente en sus contenidos, y cultivó después las transparencias cromáticas, revisó la historia del arte y se dejó inspirar por Goethe, y también por el jazz y los ángeles, antes de acercarse al contraminimalismo en sus últimas series.

Para que sus proyectos para espacios públicos estuvieran asimismo representados en la exposición, se ha instalado en la Plaza de Tetuán, frente a la fachada de Bancaja, la pieza Homenaje a Platón (1970).

"Andreu Alfaro. Laboratorio de formas" en el Centro Cultural Bancaja
“Andreu Alfaro. Laboratorio de formas” en el Centro Cultural Bancaja

Y la cuarta exhibición que, hasta febrero, podemos visitar en este espacio es “Uiso. El suicidio de la pintura”, un repaso a la producción realizada en los últimos tres años por Uiso Alemany bajo el comisariado de Fernando Castro Flórez.

Alemany, uno de los fundadores del colectivo Bult, ha examinado siempre las posibilidades y los límites del medio pictórico sin dejar de ensalzar la importancia en ella de las huellas de lo primitivo. Forman parte de la muestra una veintena de pinturas de gran formato y 160 dibujos de la colección del artista, que ha bebido del informalismo para torsionarlo.

Castro Flórez ha querido subrayar que en su obra lo gestual no implica desorden, sino una composición estudiada en la que no se ha dejado de lado la figuración, por más que Alemany rompa marcos, incorpore materiales inhabituales en las superficies de los lienzos o incluso las ondule. Hay algo vivible en sus trabajos, como subraya el comisario: Uiso está entregado a la realización de una obra descomunal…esa descomunalidad tiene que ver con un desbordamiento de la escala, con una tendencia al gigantismo o hacia una territorialidad pictórica habitable.

"Uiso. El suicidio de la pintura" en el Centro Cultural Bancaja
“Uiso. El suicidio de la pintura” en el Centro Cultural Bancaja

 

 

“Picasso. La alegría de vivir”

Del 30 de noviembre de 2018 al 31 de marzo de 2019

“Alfaro. Laboratorio de formas escultóricas”

Del 5 de octubre de 2018 al 3 de febrero de 2019

“Uiso. El suicidio de la pintura”

Del 26 de octubre de 2018 al 24 de febrero de 2019

CENTRO CULTURAL BANCAJA

Plaza de Tetuán, 23

Valencia

 

 

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