Peter Lindbergh, otra fotografía de moda

Nació en la localidad polaca de Lissa en 1944, en plena Segunda Guerra Mundial, y creció en una granja en Duisburg, pero con tan solo quince años Peter Lindbergh abandonó la escuela y comenzó a trabajar como escaparatista. El servicio militar le hizo cambiar de planes y retomó, años después, los estudios: se formó en una escuela de arte berlinesa durante un tiempo, hasta que tampoco allí encontró satisfacción y optó por viajar.

Recorrió Francia, España y Marruecos en los sesenta, para después regresar a Alemania, donde volvió a matricularse en una escuela artística y presentó su primera exposición (de pintura) en 1969. Pero los caminos “marcados” se torcieron una vez más y logró convertirse, algo más tarde y gracias a una afición más bien casual por la cámara, en un habitual de las revistas alemanas, que le posibilitaron el salto a París y, de paso, al reconocimiento mundial.

Hoy consideramos a Lindbergh uno de los fotógrafos de moda más influyentes de los últimos cuarenta años gracias a sus campañas para Armani, Calvin Klein, Jil Sander o Donna Karan y a sus múltiples retratos de las supermodelos de los noventa a quienes todos ponéis nombre, pero sobre todo a su talento para encontrar en todas aquellas imágenes un sello que marcaba la diferencia y que iba más allá de su característico, y puro, blanco y negro, para buscar una redefinición del canon actual de belleza.

El próximo 10 de septiembre, Kunsthal Rotterdam abrirá la primera muestra que Holanda dedica al fotógrafo: una antología compuesta por 220 obras fechadas desde 1978 y acompañadas de diverso material documental, como notas personales, storyboards, polaroids, hojas de contacto… No se ha estructurado atendiendo a un orden cronológico, sino buscando introducirnos en las narrativas de Lindbergh, en las peculiaridades de su mirada, de ahí el título de la exhibición: “A Different Vision on Fashion Photography”.

Las nueve secciones que componen esta muestra prestan atención a los temas y pasiones más presentes en su producción a lo largo de los años (Supermodelos, Diseñadores, Zeitgeist, Danza, El cuarto oscuro, Lo desconocido, Pantalla de plata, Iconos y, por último, Galería Rotterdam, una edición especial de fotografías realizadas para el número de octubre de Vogue Holanda realizada en el puerto de esa ciudad con Lara Stone y Elisa Hupkes).

Predominan las pequeñas impresiones: se ha buscado que las jóvenes generaciones consumidoras de imágenes de moda por la vía digital, a través de Facebook o Instagram, sepan que hay otra manera de mirar y de fotografiar, y también que hay muchas clases de belleza posibles. El lenguaje plástico de Lindbergh registra evidentes influencias del cine y nos presenta a una mujer fuerte, a menudo ensimismada y de múltiples caras: de mujer fatal a bailarina, de heroína a actriz. Además de gracia física, sus retratos tienen en común cierto grado de inhibición y su deseo de representar al hombre o la mujer de hoy; como dijo el artista en 2014, un fotógrafo de moda debe contribuir a definir la imagen de la mujer o el hombre de su tiempo para reflejar una determinada realidad social o humana. Hace menos tiempo, en mayo de 2016 y para Artforum, declaró también Lindbergh que otra responsabilidad del fotógrafo de hoy es liberar a las mujeres, y a la sociedad en su conjunto, de la tiranía de la juventud y la perfección.

Completan la exposición proyecciones de entrevistas con Grace Coddington, Nicole Kidman, Mads Mikkelsen, Cindy Crawford y Nadja Auermann y del filme de propio Lindbergh Models, rodado en 1991.