Pedro Calapez. Obra reciente
GALERÍA MAX ESTRELLA
C/ Santo Tomé, 6, patio
Madrid
Artista: Calapez, Pedro
La obra de Pedro Calapez, artista lisboeta que recientemente ha protagonizado la individual “There is only drawing” en la Fundación Luis Seoane, se centra en mostrar cómo la pintura contemporánea encuentra su vocación en el acto de ser, y muestra lo que una vez fue la mirada del pintor. Consta de pequeños “cuadros” de colores intensos, organizados en hileras rítmicas en contraste, que poseen un encanto de aire casi musical. Por influencia de su admirada Escuela Bauhaus, los planteamientos de sus proyectos son rigurosamente constructivos: realiza primero un boceto del conjunto y posteriormente pinta cada uno de los elementos que la integrarán.
En todas las composiciones de Calapez, incluso cuando presentan contornos irregulares o una estructura de apariencia aleatoria, es posible hallar paralelismos, inversiones, simetrías latentes entre las hiladas de “ladrillos” (pinturas) de diversos formatos, volúmenes y colores. Podemos entroncar sus propuestas con el interés por el políptico y por la composición articulada en diversos elementos separados que ha formado parte de la tradición de la pintura del siglo XX desde Rothko a Brice Marden.
El luso incorpora a esta tradición una mayor intensidad pictórica: cada una de las piezas que integran sus composiciones parece desvelarnos acontecimientos varios, una riqueza de significados.
Los nuevos trabajos que presenta en la Galería Max Estrella muestran un conjunto de preocupaciones que constituyen una constante en su producción – las relaciones espaciales y el paisaje-, aunque el eje de su estudio lo encontramos en la manera en que los modos de ver se sitúan antes y después de la obra.
Sus ejercicios de búsqueda y de descubrimiento nos hablan de la existencia de una pedagogía de la mirada que no es didáctica ni lúdica, sino que fomenta la autoconciencia de las posibilidades escópicas, de nuestra pulsión por contemplar. La geografía expositiva trata de forzar el movimiento, que tiende tanto a la contemplación como a la perfomatividad.
Desde el inicio de su carrera, determinada en casi todas sus fases por la plasticidad del color, Calapez ha propuesto ecuaciones visuales que dan lugar a relaciones espaciales y a diversas dimensiones y posibilidades en el campo de la mirada. No es casual que el paisaje, siempre naturaleza mirada, ocupe un lugar relevante en las composiciones pictóricas del artista, dotadas de una función de espejo, pues al observarla reconocemos en la superficie que nos provoca la misma acción que estamos ejecutando en esemomento: la de mirar, una mirada que se extiende más allá de la capacidad biológica de ver.
Al ver reflejado en estas superficies el asombro de nuestro descubrimiento, se mezclan las nociones de abstracto y concreto.
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