Patricia Esquivias: no hay artes menores

Patricia Esquivias nació en Caracas en 1979, pero desde su infancia reside en Madrid. Formada en el Chelsea College of Art and Design y en el Central Saint Martins College of Art and Design de Londres, viene proponiendo en muchas de sus creaciones la formulación de una historia de España paralela a través de las artes decorativas, cuya consideración reivindica.

Atiende sobre todo a lo secundario o marginal, trabaja a partir de la escucha y el intercambio, y esboza narraciones próximas a la antropología en diferentes medios (vídeos, instalaciones, etc.). Ha investigado sobre los artífices y las comunidades relacionadas con los objetos más o menos cotidianos y su circulación, estableciendo vínculos temporales entre pasado y presente. En los últimos años, además del vídeo, se ha valido de técnicas ligadas a los oficios artesanales, como los textiles, con la ayuda de colaboradores externos.

Desde este fin de semana y hasta enero de 2026, el Museo Nacional de Artes Decorativas le dedica la muestra “Al puro ver se ve”, en el marco de su programa Memoria, tejidos, museos. Los barrios bajos de la atención, por el que artistas escogidas por Selina Blasco y Patricia Molins ofrecen relecturas personales de los fondos textiles de los cinco museos estatales de Madrid.

Patricia Esquivias. Al puro ver se ve
Patricia Esquivias. Al puro ver se ve

Esquivias ha buscado hallar relaciones entre los bordados españoles de las colecciones del MNAD y los marroquíes, tras estudiar el llamado tarz el ghorza en Marruecos y punto moruno en Caleruela, en Toledo, donde se practica desde el último siglo. Se lleva a cabo mediante una técnica de hilos contados, que ofrece resultados idénticos por ambas caras y exige absoluta precisión.

El museo exhibe bordados, fotografías y piezas de Esquivias, asociados en el montaje en un todo indisociable y estructurados en tres secciones cuyos títulos remiten a las descripciones de los dechados, muestrarios de maestras y discípulas que servían para dar fe de la destreza de la autora. En ellos solía coserse el nombre de la autora y el de su maestra, y a veces también la fecha y el lugar de ejecución: se trata de Lo izieron en Fez, Lo izieron en Caleruela y Lo izieron.

El primer capítulo remite al contexto en que un pequeño grupo de mujeres de Caleruela comenzó a bordar según el procedimiento del punto moruno, que procedía de Fez, a principios del siglo pasado. Se desconoce exactamente cómo lo aprendieron, aunque es de suponer que guarda relación con el hecho de que España estableciese en 1912 su protectorado con capital en esa ciudad marroquí. Bordados de este país llegaron a las colecciones de los museos españoles y a varias exposiciones.

El segundo apartado, además de enseñarnos los bordados de Caleruela, recuerda cómo en esos años la comarca de la Campana de Oropesa devino zona de peregrinaje para pintores, escritores, etnógrafos y miembros de la Generación del 27 y la Institución Libre de Enseñanza. Entre ellos se encontró Zenobia Camprubí, que creó en este pueblo un taller de bordado para abastecer a su empresa dedicada al comercio de artesanía: Arte Popular Español. Dio empleo entonces a muchas mujeres.

Cierra el recorrido un vídeo de Esquivias que repasa sus investigaciones y reivindica la autoría femenina de esas piezas.

Patricia Esquivas. Hilar largo
Patricia Esquivas. Hilar largo

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