Paola Pivi: maneras de vivir (el espacio)

Presenta un proyecto específico en el MAXXI romano

Roma,

Mediada la década de los 2000, Paola Pivi era una de las figuras más prometedoras de la creación italiana actual: había participado en la Bienal de Venecia y presentado muestras individuales en centros como Kunsthalle Basel o Portikus (Frankfurt Am Main); comenzó exhibiendo escenificaciones reales de figuras animales en contextos muy inesperados y avanzaría presentando instalaciones site-specific cuyos montajes recibían la herencia minimalista. Solo en las apariencias, porque subvertía los postulados de esa corriente gracias a objetos cotidianos y manipulados que situaban la ironía y el absurdo en escena.

Hasta el próximo septiembre, Pivi presenta en el Museo MAXXI de Roma “World record”, una muestra, de nuevo concebida para este centro, que ocupa cerca de un tercio de sus espacios expositivos y que precisamente examina la posibilidad del arte de activarlos, recreando y modificando sus características intrínsecas y generando nuevas formas de comunicarnos con ellos, de estar y de habitar.

El centro de este proyecto son, de nuevo, las instalaciones, aunque se completan con performances por definir, superponiéndose las experiencias de producción y recepción: desea Pivi que el público se comprometa física y mentalmente en su visita, desplazándose en torno a las piezas, atendiendo a sus aromas y sonidos (los hay) e interactuando con ellas.

Los trabajos expuestos están elaborados con objetos comunes tomados de distintos países que la artista ha manipulado, aunque de forma simple y directa, con el fin de lograr una percepción alterada de sus esencias, de introducir la sorpresa y cortocircuitar nuestra posible familiaridad con ellos. A la italiana le interesa, además, redefinir en sus obras las nociones de escala, volumen y color: sus trabajos son enormes o mínimos, introducen cambios frecuentes en nuestro punto de vista y dan lugar a situaciones lúdicas, inesperadas, en las que los tamaños pueden llegar a modificar significados. Su propósito último es remarcar nuestra compleja relación con lo real, la nula sencillez del acto de mirar.

Paola Pivi. Share, but it´s no fair, 2012
Paola Pivi. Share, but it´s no fair, 2012

Entre las instalaciones expuestas destaca Share, but it´s no fair, tejido formado por fragmentos de tela mullida entrelazados en el aire, dando lugar a un bordado delicado y fluctuante, abstracto y tridimensional. Están realizados con trozos de túnicas de monjes tibetanos (por eso son rojos y amarillos) y, desde su serialidad y multiplicación, transmiten infinita ligereza. Sus nudos no son igual de tirantes, así que los fragmentos parecen salvaguardar cierta individualidad, de ahí lo enigmático del título, que podría corresponderse con la queja de un niño obligado a compartir su helado. La obra nos habla de la difícil convivencia entre nuestro lado social y nuestra vertiente solitaria, de los nexos entre individuo y sociedad.

Paola Pivi. Did you know I´m a single?, 2010
Paola Pivi. Did you know I´m a single?, 2010

Did you know I am single? alude a la interacción, igualmente conflictiva, entre el mundo humano y el animal, asunto recurrente en la obra de Pivi, que reside desde 2006 en Alaska. Esta supuesta piel de oso (es sintética) se refiere a la cotidiana consideración de la obra de arte como trofeo de caza, pero al emplear la artista un material distinto al original la alfombra multiplica sus significados posibles: se refiere a la supuesta supremacía que la especie humana ha creído mantener sobre el resto y también evoca, desde la ironía o la nostalgia, a los peluches o a la taxidermia.

Al margen de ser símbolo de status, la piel del oso (esa que no hay que vender antes de cazar) es parte de nuestro imaginario colectivo y a Pivi le interesa poner sobre la mesa las razones en tiempos de avance ecologista.

De esta exhibición romana también forma parte uno de sus trabajos más tempranos, Scatola umana. La artista se formó en la Academia Brera de Milán y en centros dinámicos como Viafarini en los noventa, años en los que el arte italiano, en periodo de renovación, prestaba cada vez mayor atención a los objetos y al espacio. Scatola umana es una pequeña escultura de plexiglás que, para algunos, contenía las esencias de Pivi, el germen de su producción posterior: se trata de una unidad de medida que potencialmente lo alberga todo; parece abstracta y minimalista, es un cubo geométrico y transparente, pero permite múltiples reflexiones sobre las posibilidades del tratamiento del espacio, de su representación y modificación.

La propuesta que da título a esta monográfica, World record, supone, por su parte, una metaarquitectura integrada dentro de la del museo y es al mismo tiempo instalación, escultura y espacio habitable. Sus dimensiones la acercan a esa noción de absurdo tan querida por la autora: presenta capas de colchones formando pseudomares, separados por un espacio en el que el público podrá introducirse, solo recostado o arrastrándose, activando la obra. Al desencadenar comportamientos inusuales, despreocupados o imitativos, quiere permitir a los visitantes superar la contemplación para sumergirse en la pura diversión.

Paola Pivi. World record, 2018
Paola Pivi. World record, 2018

 

 

Paola Pivi. “World record”

MAXXI. MUSEO NAZIONALE DELLE ARTI DEL XXI SECOLO

Via Guido Reni 4A

Roma

Del 3 de abril al 8 de septiembre de 2019

 

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