Atendiendo a su propósito fundamental de difundir la obra variada y universal de Picasso, su museo malagueño, que reabrió sus puertas el pasado 26 de mayo, presentó ayer digitalmente un nuevo recorrido museográfico articulado a partir de sus fondos, fruto de la colaboración entre el equipo artístico del MPM y la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso para el Arte, con la participación como comisario asociado de Pepe Karmel, profesor del departamento de Arte de la Universidad de Nueva York. Lleva por título “Diálogos con Picasso. Colección 2020-2023” y supone la sexta transformación de la presentación de la colección permanente de este centro desde que se inaugurara en el Palacio de Buenavista en 2003.
Cuenta el nuevo recorrido con un conjunto de 120 obras, entre las que no faltan la escultura cubista Copa de absenta (1914), el lienzo Susana y los ancianos (1955), que se reencuentra con el público, y un tapiz realizado a partir de Las señoritas de Avignon. Se estructura temática y cronológicamente y se ha diseñado con el fin de permitir a los visitantes obtener un conocimiento más hondo de la evolución de la trayectoria picassiana y de los procesos creativos del artista.
Hay que señalar que los trabajos expuestos corresponden a algo más de la cuarta parte de las obras del malagueño que actualmente alberga el Museo Picasso, un total de 400 fechadas entre 1894 y 1972 (233 propias y 166 prestadas por la citada Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso) y que entre esas piezas ahora en salas encontraremos 44 pinturas, 49 dibujos, 40 obras gráficas, 10 esculturas, 17 cerámicas, un tapiz y una plancha de linóleo. A ese conjunto se suman el gran lienzo Las tres Gracias (1923), representativo del periodo clásico de Picasso, o el bronce Cabeza de toro (1942), realizado con el manillar y el sillín de una bicicleta, que permanecerán en el centro tres años más.
Ha explicado Pepe Karmel que el desafío al mostrar el trabajo de Pablo Picasso es hacer justicia a su asombrosa diversidad, al mismo tiempo que demostrar la unidad y coherencia de su trabajo. En pocos años, Picasso viajó desde el drama y la ternura de los Períodos Azul y Rosa hasta el experimento cerebral del cubismo. Después de la Primera Guerra Mundial, inventó una nueva forma moderna de clasicismo. En las décadas de 1920 y 1930, iba y venía entre el cubismo, el clasicismo y el surrealismo. Después de la Segunda Guerra Mundial, inventó nuevos estilos para los que los historiadores del arte aún no han encontrado nombres. Es mejor conocido como pintor, pero también fue el mayor escultor del siglo XX. Y el mejor grabador.
Las obras incluidas en el recorrido se han dispuesto en pequeños grupos de imágenes y esculturas relacionadas, enfocándose cada conjunto en temas como el cuerpo humano, el retrato o la naturaleza muerta. Destacarán una sala planteada como bestiario (con pinturas y esculturas de animales como toros, pájaros y gatos) y una selección de dibujos narrativos. Algunos de estos últimos ilustran la comedia Lisístrata de Aristófanes; otros hacen lo propio con el mito del Minotauro.
El recorrido comienza en la planta baja del Museo Picasso, en la que se nos introduce en la figura del genio a través de imágenes y apuntes biográficos, y continúa adentrándonos en sus visiones de damas y caballeros a partir de retratos fechados entre 1894 y 1906. En adelante encontraremos cuerpos y bodegones cubistas, sus obras más clásicas de los primeros años veinte, modelos, bañistas y mujeres desafiantes y piezas vinculadas a metamorfosis y a la abstracción datadas entre 1927 y 1932.
Ya en la planta superior nos reciben el minotauro y otros monstruos, sus retratos de la segunda mitad de los treinta, imágenes del terror que coincidieron con la Guerra Civil, la II Guerra Mundial y sus años posteriores, el citado bestiario y sus “Paisajes carnales” datados entre los cuarenta y los setenta. Tres son las secciones dedicadas a su última etapa en el sur de Francia: Regreso al mediterráneo, Miradas familiares y El niño sabio.
Por otro lado, durante las próximas semanas podremos ver en el MPM unas setenta fotografías del Fondo Roberto Otero, junto con una selección de libros ilustrados por Pablo Picasso. Unos y otros forman parte de la colección del centro andaluz. En las imágenes veremos escenas íntimas y cotidianas en Mougins; los libros demostrarán la afición del artista por la palabra escrita. No es frecuente que se exhiban estos fondos.
Con motivo de esta nueva presentación de sus fondos, el Museo ha llevado a cabo una publicación ilustrada, que pronto verá la luz y que contará con ensayos de, entre otros, Pepe Karmel, Michael C. FitzGerald, profesor de Bellas Artes y director del programa de Historia del Arte en el Trinity College de Hartford y Salvador Haro, decano de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Málaga.
Además, prepara actividades culturales que se realizarán durante el verano para contribuir a dinamizar la escena artística local y ofrecer a la ciudadanía malagueña un entorno saludable en el que disfrutar de la diversidad artística y cultural de la ciudad. Se han diseñado talleres para niños, al aire libre, en los que los participantes explorarán algunas de las técnicas artísticas que Picasso empleó.
OTRAS NOTICIAS EN MASDEARTE: