Francisco Calvo Serraller
La muestra de la que se ha hecho cargo el galerista Guillermo de Osma, reputado especialista en la vanguardia histórica, no sólo nos proporciona muchas piezas inéditas, sino que nos ayuda a comprender la riqueza del registro inventivo de este gran artista.
Dos años más joven que Dalí, Oscar Domínguez se trasladó a París durante la segunda mitad de los años veinte, momento de la llamada “Edad de Plata” de la vanguardia española, estableciendo un contacto directo con los máximos representantes del surrealismo, que lo acogieron con entusiasmo. Fértil continuador de la vocación experimentalista del movimiento, siempre preocupado por lograr procedimientos de creación plástica que no estuvieran demasiado mediatizados por la censura de lo racional y de las convenciones académicas, inventó la “decalcomanía”, técnica para promover el grafismo automático. Encarnación perfecta del surrealista, por su impresionante aspecto físico y personalidad arrolladora, entre 1934 y 1945, desplegó una energía creadora y vital formidable que agotaron su caudal inventivo, más a la sombra de Picasso y de De Chirico.
Óscar Domínguez
Le dimanche, 1935
Óscar Domínguez
Composición con revólver y una máquina de escribir, 1944
Óscar Domínguez
Nature morte au prisme, 1943