Algunos recordaréis que, hasta el pasado septiembre, pudimos contemplar en CentroCentro, en el Palacio de Cibeles, el proyecto de Eva Fàbregas “Gut Feeling”: la artista se zambullía en las relaciones entre humanos y objetos a través del sonido y en una de las salas presentaba un gran hinchable dedicado al estudio del valor háptico del ruido, esto es, a la reflexión sobre las posibilidades de experimentarlo con la piel y los órganos y no solo con el oído.
Aquella exposición podemos relacionarla con la que acaba de abrir sus puertas en este espacio, “Oído infinito”, organizada en colaboración con personas sordas e hipoacúsicas, cuyo germen se encuentra en un proyecto de Council en 2013: se reunió a artistas y científicos junto a niños sordos para que unos y otros discutieran qué ocurriría si la sordera (que implica no poder escuchar un susurro en al menos un oído), en lugar de entenderse como discapacidad auditiva, se concibiera como una habilidad de este órgano. En esa misma línea, diversas investigaciones recientes plantean que las cerca de 1.100 millones de personas sordas en el mundo presentan ciertas ventajas respecto a las que no lo son en lo que no tiene que ver con la audición: mejores capacidades visuales, modos alternativos de pensamiento y de resolución de problemas…
Los trabajos que forman parte de “Oído infinito” quieren invitarnos a reflexionar sobre nuestra concepción de esa capacidad sensorial y de hasta qué punto el resto de ellas, y también la imaginación, pueden asimilarse a la audición, llegando a aceptar que todos nosotros, tengamos o no alguna discapacidad, percibimos el entorno de forma incompleta y subjetiva.
Se han reunido en CentroCentro instrumentos de la colección que Tarek Atoui viene fabricando y recopilando, bajo el nombre de WITHIN, mientras estudia la cultura de las personas sordas. Con ellas ha trabajado en distintos talleres, junto a fabricantes de instrumentos acústicos, diseñadores de altavoces, ingenieros de software y compositores, con el fin de poner en cuestión cómo la sordera puede influir en nuestra comprensión del entorno y en nuestra apreciación de cómo el sonido se ejecuta e interpreta.
La mayor parte de los instrumentos que forman parte de los fondos de Atoui se produjeron hace tres años en la Bergen Assembly, aunque desde entonces ha generado otros nuevos. Además, para esta exposición madrileña, el artista y compositor electroacústico ha compuesto una pieza específica que puede ser disfrutada tocando ciertos globos e instrumentos.
También forma parte de “Oído infinito” la obra creativa de Alison O´ Daniel, cuyo personaje principal es justamente el sonido. Ella es hipoacúsica, ha crecido rodeada de personas no sordas y busca estudiar la relación de unos y otros con el sonido: todos podemos acceder a su trabajo, pero siempre de forma parcial; nuestra percepción dependerá de nuestra forma de oír.
Sus esculturas (Line of Sight, The Audiologist’s Poem y Nyke and the New York Kite Enthusiasts in Santa Monic) nacen de la colaboración con intérpretes tanto sordos como hipoacúsicos, al igual que sus guiones y filmes, entre ellos The Tuba Thieves, en el que se aborda la hipersensibilidad hacia las normas sociales, las variaciones sobre el volumen, la agudización de otros sentidos, la invención de lenguajes, los retrasos en la comprensión, la frustración, la desorientación, el humor y la malinterpretación en relación con la sordera o la discapacidad auditiva.
Por su parte, Lendl Barcelos, Valentina Desideri y Myriam Lefkowitz presentan en CentroCentro, en colaboración con Catalina Insignares, A (mis)reader’s Guide to Listening, un ejercicio de mediación concebido específicamente para esta exposición en el que confluyen prácticas artísticas, terapéuticas, musicales, conceptuales, esotéricas y poéticas. Constará de talleres pensados para participantes que se relacionan con el cuerpo y con el sonido de forma muy diversa y propondrá métodos de percibir abiertos para ampliar la comprensión de las obras de la muestra dentro y fuera del espacio del Palacio de Cibeles.
Además, podremos contemplar “retratos” a cargo de Lawrence Abu Hamdan, Vinciane Despret, Mara Mills, Louise Stern y Sophie Woolley. Están dedicados a personas que han experimentado transformaciones en su percepción del sonido o su capacidad auditiva; podremos adentrarnos en las experiencias (impresas) de un superviviente de torturas, un artista que quedó sordo a edad temprana, el director de programas inclusivos de un museo o un médium que dice escuchar a fallecidos.
Y el último trabajo que forma parte de “Oído infinito” es la película Title Whitedrawn de Robert Ashely, basada en la música de su propia pieza Automatic Writing. En ella, este autor se sirvió de su propia habla involuntaria, fruto de una forma leve de síndrome de Tourette, como una de las voces en la música; la segunda corresponde a una traducción al francés de sus ideas. Le interesa la posibilidad de componer música de forma inconsciente y la de que ritmos e inflexiones pueden expresar significados.
“Oído infinito”
CENTROCENTRO. PALACIO DE CIBELES
Plaza de Cibeles, 1
Madrid
Del 24 de octubre de 2019 al 12 de enero de 2020
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