El primer ensayo del filósofo vasco Xavier Zubiri, Naturaleza, Historia, Dios (1944), en el que formuló sus tesis sobre esos tres conceptos partiendo de la filosofía griega, la ciencia moderna y la tradición de la fenomenología, ha sido para el comisario Miguel Cereceda una de las bases sobre las que plantear la muestra que reúne, en CentroCentro, trabajos recientes de Núria Fuster, Clara Montoya y Sandra Val.
Bajo el título de “Tres experiencias formales”, este montaje pretende profundizar en los rumbos actuales de la escultura atendiendo a tres modelos de investigación que podrían determinar en las últimas décadas la evolución del formalismo en esa disciplina, una evolución en la que el afán de experimentación no ha implicado la renuncia a la exposición de contenidos concretos. En el caso de las tres autoras seleccionadas en esta propuesta, éstos tendrán que ver con aquellas nociones esenciales de la metafísica en Occidente, las que dan título al libro de Zubiri.
Abre el recorrido Núria Fuster, que desde sus inicios trabaja procurando redefinir el espacio a partir de volúmenes logrados mediante el ensamblaje y la distorsión de objetos y materiales encontrados, en piezas que evocan a Robert Rauschenberg, Cady Noland o Sarah Lucas. En ocasiones trata de descifrar la complejidad y las posibilidades de esos desechos asociados previamente a determinados usos, como plásticos, hierros o percheros; ella los transforma en esculturas de plasticidad y belleza cruda.
Esta vez, su referente ha sido Barbara Hepworth y ha analizado el manejo del espacio, el hueco y el vacío en las esculturas de la británica, de cuya muerte se cumple medio siglo. Ha atendido especialmente a la presencia en sus obras de dicho vacío (de la ausencia), que llegó a convertir en el eje de sus composiciones.
Clara Montoya, por su parte, es autora de instalaciones que buscan enlazar lo pasado y lo presente, lo real y lo intangible y que, incorporando connotaciones conceptuales, incentivan la curiosidad del espectador por lo remoto y codificado, por las dimensiones universales de algunos hechos particulares y por todas las formas que han vertebrado nuestra necesidad de comunicarnos. Cuando pasó por nuestros fichados, nos explicó que tomaba como fuentes la ciencia, la filosofía y la literatura y que el trasfondo de sus creaciones aúna, justamente, filosofía y poesía: Exploro la belleza de intentar comprender el mundo.
En CentroCentro, Montoya nos enseña cinco instalaciones que aluden a nuestra responsabilidad en relación con la naturaleza, nuestra capacidad de construir y entender el mundo a partir de la mirada y el impacto en el entorno de nuestros actos individuales o grupales.
Por último, Sandra Val favorece en sus trabajos el establecimiento de relaciones entre la cerámica, el vidrio y la orfebrería y la conexión de esas disciplinas con nuestros lenguajes e imaginarios actuales: sus proyectos se aproximan al minimalismo y la abstracción geométrica. También ha buscado la integración de objetos cotidianos y piezas de cerámica clásica, y a los frutos de esa fusión les dota de significados completos y diversos como naciente todo.
En el proyecto que exhibe en esta exposición ha preferido mirar el cosmos: ofrece una instalación, La construcción del jardín, nacida de una hipótesis imaginaria, la de que haya sido un jardinero cósmico quien haya alumbrado la vida. Las arquitecturas vinculadas al culto y al poder han inspirado esta propuesta, que hace converger la porcelana, el metal, el textil o el vidrio con escenarios virtuales.
“Núria Fuster, Clara Montoya, Sandra Val. Tres experiencias formales”
Plaza de Cibeles, 1
Madrid
Del 26 de junio al 26 de octubre de 2025
