Cinco razones para volver al Reina Sofía para contemplar Nafea faa ipoipo (que sea cara y famosa no son razones)

Madrid,
Museo Reina Sofía. Fotografía: Joaquín Cortés / Román Lores
Museo Reina Sofía. Fotografía: Joaquín Cortés / Román Lores

Muchos de vosotros seguramente ya visitasteis la doble muestra de obras maestras del Kunstmuseum de Basilea en el Museo Reina Sofía con motivo de su inauguración en marzo y estáis pensando si volver o no para contemplar Nafea faa ipoipo de Gauguin, la última incorporación a la exposición. Ha causado mucha expectación a su llegada a Madrid desde la Fondation Beyeler por haberse vendido en febrero probablemente a la Autoridad de Museos de Qatar por unos 300 millones de dólares, cifra que la convertiría en la más cara de la historia.

Si los números no os impresionan y a la hora de admirar cualquier obra de arte os importan más factores que la popularidad y la cotización (hacéis bien), os damos cinco razones para regresar al Reina Sofía antes del 14 de septiembre en busca de ¿Cuándo te casarás?

1.       Se trata de una de las obras fundamentales del periodo tahitiano de Gauguin, y el propio pintor la consideró así. Viajó allí impulsado por su creciente interés por el primitivismo, tras sus episodios con Van Gogh en Arlés. Una subasta de su obra en 1891 le permitió sufragarse el viaje a la isla, donde buscó un paraíso perdido ajeno a las influencias occidentales que no llegó a encontrar entonces. En Tahití cambió varias veces de residencia y padeció diversas enfermedades hasta que decidió volver a Francia en 1893, y en su país, paradójicamente a la luz de la actualidad, su obra tahitiana no recibió especial atención. Tras esa decepción, acompañada de nuevas dificultades económicas, el artista volvió a Tahití en 1895, y tras años de escasa actividad, se instaló en 1901 en Hiva Oa. Allí sí pudo hallar ese edén no contaminado que llevaba tiempo buscando y que le inspiraría sus últimas obras, coloristas y optimistas. Nafea faa ipoipo se fecha en 1892, durante la primera etapa del pintor en Polinesia. Fue uno de los primeros trabajos en los que retrató a sus icónicas mujeres tahitianas, que ejercerían una influencia muy importante en movimientos artísticos de las primeras décadas del siglo xx como el fauvismo francés, el expresionismo alemán o el primitivismo ruso. En 1893 se vendía por 1.500 francos en la Galería de Durand-Ruel y nadie lo adquirió, y dos años después se subastaba por 500 y tampoco tuvo comprador.

2.       Por la riqueza de sus influencias: a muchos estas escenas de indolencia femenina (Parau api, del mismo año, es otro ejemplo clave) les recuerdan las realizadas por Delacroix en el Norte de África y por otros pintores románticos que concedieron importancia al color y al movimiento rítmico de los cuerpos a la hora de representar el exotismo oriental y su esplendor.

3.       Nafea faa ipoipo es también un testimonio perfecto de la fascinación de Gauguin por la etnografía y por la alteridad: encontró en lo diverso lo placentero y dio importancia a lograr una rica mirada estética del diferente, de culturas, costumbres y rostros extraños. Fue común en tiempos de Gauguin y, en el marco del interés general de los artistas por lo primitivo, ese interés por la diferencia, pero en sus lienzos encontró una plasmación especialmente brillante.

4.        Por su simbolismo, aún enigmático, que conecta con el título de la obra. Para algunos expertos, la mujer que vemos en primer plano podría ser la que busca marido, pues lleva una flor sujeta en la oreja, y su acompañante sería la encargada de encontrar a ese futuro esposo, que quizá sea alguna de las dos figuras masculinas que se aprecian esbozadas en el fondo.

5.       Por el placer de contemplar sus colores planos y vivos sobre las dos mujeres, situadas sobre un paisaje simple pero idealizado. Ese cromatismo plano es un rasgo tomado de la estampa japonesa, fuente habitual de inspiración para los artistas impresionistas.

Por cierto, tras exponerse en Madrid, Nafea faa ipoipo viajará a Estados Unidos, donde se exhibirá hasta el 10 de enero de 2016 en la Phillips Collection de Washington, antes de pasar de forma definitiva a manos de su nuevo propietario.

¿Os hemos convencido?

 

Paul Gauguin. Nafea faa ipoipo, 1892
Paul Gauguin. Nafea faa ipoipo, 1892

 

Comentarios