Porque, en el fondo, ¿en qué consiste exactamente su feminismo?
En mi comunicación con otras mujeres, eso es lo primero. Escuchar a otras mujeres, hablar con ellas… No podría vivir sin eso.
En el imaginario colectivo es recordada como A, la mujer morena de El año pasado en Marienbad, el desconcertante filme de Alain Resnais, y su trayectoria al margen de la actuación apenas se resuelve con una línea en Wikipedia, pero Delphine Seyrig fue también realizadora y activista y tuvo un rol fundamental en el impulso al feminismo francés en los setenta y los ochenta y en su expresión cinematográfica.
A esa faceta de Seyrig menos conocida y a su estrecha relación, en esa labor, con los colectivos de vídeo feminista galos surgidos en estas mismas décadas, se dedica “Musas insumisas”, muestra que se abre al público hoy en el Museo Reina Sofía tras su paso por el LaM Lille Metropole de Villeneuve-d´Ascq el pasado verano.
Ha sido comisariada por Nataša Petrešin-Bachelez y Giovanna Zapperi y subraya la importancia de la aportación colectiva como esencia misma tanto del movimiento feminista entonces como específicamente de esa segunda vertiente de la carrera de Seyrig, iniciada y desarrollada en compañía, diluyéndose la noción tradicional de autoría. También incide en la relevancia del vídeo, técnica concreta y nueva, a la hora de lograr la plasmación y la repercusión inmediata de sus mensajes mediante un replanteamiento de los códigos audiovisuales y, por último, en el desarrollo de un feminismo que va más allá de las reivindicaciones estríctamente ligadas a la mujer para cuestionar también sistemas de poder político, económico o de clase en obras que cuentan con un destacado elemento performativo, irónico y de juego.
Tras participar, en los sesenta y los setenta, en películas dirigidas por el citado Resnais, Rosey, Truffaut (Besos robados) o Buñuel (El discreto encanto de la burguesía), y sobre todo a partir de mayo de 1968, Seyrig tomó conciencia del rol que como mujer desarrollaba en aquel cine -a menudo, el de dama idealizada y perfecta-, percibiendo hasta qué punto el sexismo era cuestión estructural en esta industria y analizándose, o deconstruyéndose, como actriz y como aparente diva. Advirtió que el vídeo portátil, por su ausencia de pasado y sus posibilidades de inmediatez, podía convertirse en una herramienta política apta para visibilizar la complejidad de las experiencias femeninas apenas llevadas hasta entonces a la gran pantalla y, también, que a ella misma le permitía contar lo antes no contado desde una perspectiva inédita, la de quien toma el mando.
Entabló estrechas relaciones con figuras esenciales del cine y el feminismo galo como Chantal Akerman, Agnès Varda, Marguerite Duras o Ulrike Ottinger y su diálogo con ellas fue más allá: colaboraron desde postulados políticos, éticos y estéticos comunes y promovieron debates y festivales de cine centrados en trabajos de mujeres. Junto a Carole Roussopoulos, Ioana Wieder y Nadja Ringart puso, además, en marcha el colectivo Las Insumisas, que produjo diversos trabajos videográficos ligados al Movimiento de Liberación de las Mujeres.
En ellos planteaban nuevas reconstrucciones de las identidades femeninas y analizaban pasados roles de género, lo que el cuerpo podía tener de herramienta de resistencia y las posibilidades de hacer suyos los medios de comunicación de masas, pero sobre todo, desde la conciencia de su origen privilegiado, se prestaron a poner voz a quienes no la tenían: disidentes, prisioneras políticas o mujeres torturadas en otros países, prostitutas o rechazadas por no ajustarse al canon. De hecho, el primer vídeo realizado por Seyrig, Inês, es una proclama por la liberación de la opositora política brasileña Inês Etienne Romeu que reconstruye los padecimientos que ella sufrió durante su encarcelamiento.
La muestra del Reina Sofía consta fundamentalmente de vídeos, pero también de fotografías, instalaciones y material documental que revisan su trayectoria primera como actriz vinculada a aquel cine de autor francés y su transición hacia el activismo, abriéndose a empaparse de opiniones ajenas y encontrando fuerza y sentido en lo colectivo.
Ocupa un lugar central en su comienzo el vídeo, tremendamente actual hoy, Calladita estás más guapa (1976), en el que diversas actrices hacían público el modo en que su género afectaba a su trabajo, pero también imágenes del paso de Seyrig por películas de Duras u Ottinger en las que subvirtió sus roles interpretativos iniciales, rompiendo pasividades, y a continuación podremos contemplar varias producciones realizadas por Las insumisas. En ese capítulo encontraremos documentación de manifestaciones feministas masivas, llamativas denuncias de la falta de solidaridad entre los colectivos favorables a la emancipación de la mujer y los filmes SCUM Manifesto y Maso et Miso vont en bateau, centrales en el marco del feminismo francés de los setenta por su conjunción de mordacidad y crítica social.
El diálogo entre mujeres sobre asuntos controvertidos para los propios grupos feministas es el centro temático y metodológico de la mayoría de esas piezas a varias manos; abordaron la prostitución (Las prostitutas de Lyon hablan), el aborto, los derechos de los homosexuales o la situación de las mujeres inmigrantes en Francia.
Además de constituir Las insumisas, Seyrig, Roussopoulos y Weider crearon el Centro audiovisual Simone de Beauvoir para articular y conservar un archivo visual del movimiento francés y transmitir aquel legado a las generaciones venideras; ese centro continúa en marcha, ha colaborado en la organización de la exposición y su labor la subraya la última sección del recorrido en el Reina Sofía. Este también cuenta con un apartado dedicado al interés de Seyrig, en la década de los ochenta, por la relación entre locura y creatividad y a su atención a la antipsiquiatría, sobre todo a raíz de sus conversaciones con la artista Mary Barnes, así como con documentación ligada al proyecto sobre la exploradora Calamity Jane que guionizó pero que no pudo concluir, por cuestiones de financiación. Se ha vertebrado en esta muestra, a partir de aquel material, en Calamity Jane and Delphine Seyrig. A Story, que se estrena en Madrid y que explora la complejidad de las relaciones madre-hija.
“Musas insumisas. Delphine Seyrig y los colectivos de vídeo feminista en Francia en los 70 y 80”
MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA. MNCARS
c/ Santa Isabel, 52
Madrid
Del 24 de septiembre de 2019 al 23 de marzo de 2020
OTRAS NOTICIAS EN MASDEARTE: