El Museo del Prado exhibe 17 obras tardías que el artista sevillano llevó a cabo a raíz de su relación con el canónigo de la Catedral hispalense
“Murillo y Justino de Neve: el arte de la amistad”
MUSEO NACIONAL DEL PRADO
Paseo del Prado, s/n
28014 Madrid
Del 26 de junio al 30 de septiembre de 2012
De lunes a sábado, de 10:00 a 20:00 horas
Domingos y festivos, de 10:00 a 19:00 horas
Desde París, Londres, Houston, Madrid o Sevilla llegan las diecisiete obras de la última etapa de Bartolomé Esteban Murillo que el Museo del Prado mostrará al público, desde el próximo día 26, con motivo de la muestra “Murillo y Justino de Neve: el arte de la amistad”. La muestra, comisariada por Gabriele Finaldi y organizada en colaboración con la Fundación Focus-Abengoa y la Dulwich Picture Gallery (sedes que la acogerán posteriormente) contiene pinturas religiosas y cuadros devocionales, alegorías, retratos y la única miniatura que se conoce del pintor sevillano. Cinco de estas piezas han sido restauradas para la ocasión.
Ninguna muestra había dado cuenta hasta la fecha del notable conjunto pictórico surgido de la relación profesional y personal entre el pintor y el religioso, un conjunto que da testimonio del esplendor que la capital hispalense vivió en la etapa barroca. Algunas de estas obras formaban parte de la colección personal de Justino de Neve; otras se encargaron para la iglesia de Santa María la Blanca, la Catedral o el Hospital de los Venerables, institución que el propio de Neve contribuyó a fundar y que hoy acoge en sus dependencias las salas de la Fundación Focus.
Es conocido que Justino de Neve pidió a Murillo la realización de los cuatro lunetos de la Fundación Santa María la Mayor, de la Inmaculada de los Venerables o de Soult (hoy en los fondos del Prado) de las alegorías de la Primavera y el Verano y de las selectísimas pinturas sobre obsidiana que han llegado al Prado desde el MFA de Houston y el Louvre gracias a la intensa colaboración que nuestra pinacoteca mantiene con esta institución. Merece la pena destacar que la Inmaculada de los Venerables se expondrá en la Fundación Focus-Abengoa acompañada de su imponente marco original.
La amistad entre Murillo y Justino de Neve se mantuvo hasta el final de la vida del artista: nombró al canónigo ejecutor de su testamento y llegaría a retratarlo, con la intención de regalarle la obra resultante, en 1665.
Las cinco secciones que articulan esta exposición están dedicadas precisamente a los retratos, las obras concebidas para las naves laterales y la cúpula de Santa María la Blanca, los lienzos destinados al Hospital de los Venerables, el Bautismo de Cristo que se dispuso en la Capilla de San Antonio de la Catedral sevillana y la colección personal de Justino de Neve.
Destacan entre los trabajos expuestos San Juanito con un cordero, que prueba la enorme sensibilidad de Murillo como pintor de niños; el Autorretrato del artista, sofisticado y adelantado a su tiempo; San Pedro penitente, que no se ha expuesto al público desde el siglo XIX o las alegorías de las estaciones que ponen punto y final a la muestra. Llenas de poesía, formaron parte de las cerca de 160 obras que incluía el inventario de la colección de Justino de Neve.
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