Graffiti

El graffiti es una de las contribuciones más destacadas a las Bellas Artes llevadas a cabo por representantes de una subcultura. Dubuffet y otros empezaron muy pronto a recoger y adaptar las figuras e inscripciones en que marginados y desemperados, niños y enfermos mentales encontrban un medio de autoexpresión. Pero no fue hasta los años sesenta cuando el graffiti atrajo la atención del público y el negocio del arte como forma de arte por derecho propio.

Esta tendencia fue encabezada por las “obras” escritas con spray por jóvenes “escritores” en los vagones del Metro de Nueva York, en que una creatividad indómita de clase baja encontró una expresión explosiva.

La obra del neyorkino Keith Haring, en cambio, elevó el graffiti a la categoría de las bellas artes. sin sacrificar su frescura e impacto. Haring fue incluido en Documenta y los precios de sus obras se dispararon.

El artista hiapano-americano Jean-Michel Basquiat comenzó también como pintor de graffiti en Nueva York, pero fue más allá al trasladar a la tela sus historias gráficas críticas y a menudo macabras sobre la situación de las minorías desamparadas.

Haring también se representó a sí mismo en estos cuadros narrativos, con un parecido extrañamente expresivo y cercano al retrato, desempeñando el papel de alguien que camina peligrosamente sobre la fina línea que separa la vida y la muerte. No eludió adaptarse y someterse a los rituales de la élite que le trataba como si fuera una celebridad.