Futurismo

Nace como movimiento literario en Italia en 1909 con el poeta Marinetti y se justifica teóricamente en una serie de manifiestos dedicados a cada una de las artes visuales.

La pintura futurista puede definirse como un “cubismo dinámico”. Su intención es representar, con el solo recurso del color, el efecto del dinamismo que produce un único objeto en movimiento. Para ello, se acude a multiplicar las posiciones de un cuerpo, de la misma forma en que lo hacía el cine de los primeros tiempos.

Este movimiento tiene su origen en Italia y surge animado de unos propósitos renovadores: cambiar la vida y la sociedad. Sus seguidores proclaman su odio contra los museos y su adhesión a la civilización contemporánea y su dinamismo, que tratan de aprehender. Algunos intentaron incluso las sensaciones sonoras del arte (Boccioni se inspira en el ruido para elaborar sus obras).

El movimiento surge en virtud de un manifiesto y al amparo de poetas. En 1909 Marinetti lanza en Le Figaro un manifiesto en el que preconiza el triunfo de la velocidad en la pintura como símbolo y conquista máxima de la sociedad de entonces. Al año siguiente se publica el manifiesto de los pintores futuristas Boccioni, Carrá, Russolo, Balla y Severini. La pintura futurista exalta la originalidad, aunque sea violenta o temeraria, el dinamismo y la desmaterialización.

En las elecciones generales italianas de 1908, Marinetti lanzó el primer programa político a favor del orgullo y la expansión nacional. Su violento belicismo se concreta en otro manifiesto de 1913 en el que propugna la expansión colonial, el anticlericalismo, el culto al deporte y al heroísmo.