Arte romano

Arte desarrollado en Roma a partir de su independencia respecto al poder etrusco, bajo cuya dominación permanece hasta el 509 a.C. Poco a poco Roma se convierte en un vasto imperio que desarrolla un arte influido por las culturas itálicas primitivas, por el arte etrusco y por el arte griego.

Durante su proceso de expansión, Roma asimila las aportaciones culturales de los pueblos que conquista, por lo que se puede decir que el arte romano es una respuesta simbiótica de estas culturas. A ello se une un espectacular poder político-económico de Roma, que genera una élite de familias imperiales de alto poder adquisitivo que sabrán admirar obras de arte y desearán poseerlas.

Ese deseo de posesión llevará a los romanos a multiplicar los talleres dedicados la reproducción de copias maestras, a importar obras y solicitar artistas, a sentirse inclinados hacia la ornamentación y a desarrollar un cierto eclecticismo sustentado en la idiosincrasia del espíritu romano.

Desde los primeros tiempos de la República, la arquitectura romana asimila de los etruscos el empleo del arco, la bóveda y la cúpula, así como la disposición interna de los templos; y en escultura, la proliferación de retratos (fuertemente realistas al principio y después influidos por la idealización helenística) y el desarrollo de una decoración con escenas de vida alegre y con ánimo de ahuyentar la tristeza de la muerte. Se desarrolla también la estatua ecuestre y, en cuanto al relieve, se expresa sobre todo en columnas y los arcos de triunfo con una temática principalmente histórica.

El romano es un arte condicionado por la política. A medida que el Imperio Romano se consolidaba, ganó importancia como medio de comunicación, sobre todo durante la dictadura de Sila, las luchas por la hegemonía entre triunviratos y la etapa de Julio Cesar. Se produce un auge de las ciudades como célula básica de organización del poder romano, y en ellas se evocan y glorifican victorias mediante frescos e imágenes, columnas conmemorativas de campañas y arcos de triunfo.

En cuanto a elementos sustentantes, el arte romano utiliza los órdenes griegos, incorpora el toscano (que en general sustituye al dórico y suele desempeñar una función más constructiva que decorativa) y desarrolla un orden propio: el compuesto, combinación del jónico y el corintio. Utilizan pilares y pilastras y el arco de medio punto como elemento sustentante por excelencia.

Emplean la cubierta de madera a dos aguas y la cubierta de piedra en forma de bóveda. Las más frecuentes son la bóveda de cañón y la cúpula, y como sistema de enlace entre la cúpula y la base cuadrada de los muros desarrollan las pechinas y las trompas. Estos elementos pasarán al Imperio Romano de Oriente y al arte bizantino.