Arte hispanorromano
Arte que se desarrolla en la Península Ibérica desde el año 218 a.C. hasta el establecimiento definitivo de los visigodos en suelo hispánico en el año 476 d.C.
El desarrollo fundamental del arte hispanorromano se produce en el ámbito de la arquitectura, el urbanismo y la ingeniería, creando numerosas ciudades de nueva planta, calzadas, puentes, acueductos, puertos y murallas. También construyen edificios de carácter público como los templos, teatros, anfiteatros y termas. La escultura tiene tres vías de desarrollo: influye y se mezcla con el arte prehistórico preexistente, se importa desde Roma y sirve de modelo para otras creaciones, o se realiza en los talleres hispánicos tanto por artistas griegos conocedores del arte clásico, como por artistas locales. Tiene especial importancia la escultura funeraria destinada a decorar sarcófagos, mausoleos y necrópolis, alcanzando su mayor originalidad y sus mejores logros en el género del retrato (siglo I a. C – siglo IV). También es rica su aportación en el arte del mosaico donde el repertorio de temas representados es de gran amplitud. Los escasos restos de pintura se encuentran concentrados en Carmona (Sevilla) y en Mérida (Badajoz), perviviendo en ella la influencia oriental y norteafricana. La figura humana hace su aparición en el siglo I, y entre el año 50 y el 150 d. C., se desarrolla un tipo de decoración que utiliza el llamado candelabro como motivo principal. En el desarrollo de la orfebrería, la glíptica o talla de piedras semipreciosas juega un papel especial, así como el trabajo en vidrio y la cerámica.