Coincidiendo con la presentación en la Fundació Sorigué de Lleida de una exhibición centrada en los procesos creativos de William Kentridge, uno de sus trabajos pertenecientes a esta institución, More Sweetly Play the Dance (2015), se exhibe hasta abril de 2025 en el Museo Picasso de Málaga, como obra invitada.
Este autor sudafricano conjuga vídeo, animación, dibujo, música y performance para dar lugar en sus propuestas a experiencias inmersivas y multidimensionales, basadas en reflexiones en torno a cuestiones relativas a la historia, la política, la memoria y la identidad. Aludiendo a menudo a la caverna platónica, evoca los desplazamientos migratorios causados por las guerras, la búsqueda de utopías o las catástrofes climáticas y se vale del empleo de proyecciones múltiples, coreografías y música constante para generar la sensación de que ese flujo de movimientos y pesares no se detiene.
Las procesiones de Kentridge son metáforas de la condición humana y de las marchas históricas de los oprimidos, aunque hacen referencia, sobre todo, a la historia sudafricana y el apartheid; contienen músicos, bailarines, figuras religiosas y personajes emblemáticos, que avanzan despacio mientras una música melancólica y vibrante suena de fondo. En lo formal, el artista despliega un estilo monocromático, utilizando sobre todo el blanco y negro, que recalcan la crudeza de los temas tratados.
More Sweetly Play the Dance, de quince minutos de duración sin interrupciones, también sugiere una danza macabra medieval, pero Kentridge la convierte en un baile por la resistencia y la supervivencia, demostrando que se puede encontrar belleza y humanidad en cualquier situación. La elaboró en colaboración con la bailarina africana Dada Masilo y la Immanuel Essemblies Brass Band y su objetivo es suscitar reflexiones sobre la naturaleza cíclica de la historia y la necesidad de la esperanza.
Hay que recordar que la Fundació Sorigué cuenta con el conjunto de obras más importante del autor sudafricano en Europa.
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