Carlos Schwabe. La vague, 1907. © Musée d’art et d’histoire, Ville de Genève. Foto: Bettina Jacot-Descombes
Kunstmuseum Bern recuerda el papel clave de los artistas suizos en los orígenes de este movimiento
“Myths and misteries. Symbolism and swiss artists”
KUNSTMUSEUM BERN
Hodlerstrasse 8-12
3000 Berna
Del 26 de abril al 18 de agosto de 2013
Martes, de 10:00 a 21:00 horas
De miércoles a sábado, de 10:00 a 17:00 horas
Lunes cerrado
Podrán verse pinturas, fotografías, esculturas y obra gráfica de artistas suizos de aquel periodo a la luz del contexto más amplio del Simbolismo europeo, pues en Berna se reunirán también trabajos contemporáneos de artistas de Francia, Alemania, Austria, Italia y Bélgica, la cuna de esta tendencia. Además de piezas de Ferdinand Hodler, Arnold Böcklin, Carlos Schwabe, Giovanni Segantini y Félix Vallotton, se expondrán obras de Gustav Klimt, Fernand Khnopff, Franz von Stuck, Gaetano Previati, William Degouve de Nuncques y Hans Thoma en una superficie de mil metros cuadrados y estructuradas en varias secciones dedicadas a la noche, la mujer, la naturaleza, la montaña, los animales y criaturas míticas, el Salon de la Rose + Croix, la danza, el ritmo, el planeta Marte, la hipnosis, la agonía, la muerte, la violencia, lo diabólico, los ángeles y el paraíso y el cosmos.
Serán 200 las obras simbolistas que podrán verse en Berna, entre pinturas, dibujos, fotografías, grabados, libros, carteles y esculturas y algunas de ellas llegaron a mostrarse en su tiempo en el citado Salon de la Rose + Croix de París, la Secesión de Viena y la Bienal de Venecia.
Tras su paso por Kunstmuseum Bern, a partir del 14 de septiembre y hasta el 12 de enero, esta exhibición podrá visitarse en el Museo Cantonale d´ Arte de Lugano.
Hay que recordar que el Simbolismo, cuya denominación procede de la literatura, en concreto del Manifiesto Simbolista que Jean Moréas firmó en 1885, fue en sus comienzos paralelo al llamado postimpresionismo y nació como reacción a la búsqueda de la captación de lo real desde el enfoque impresionista, al naturalismo académico, al positivismo y a un idealismo que entonces se relacionaba con los problemas políticos y morales de la época.
Los valedores del Simbolismo añoraban valores sociales vinculados a la espiritualidad y trataron de alejar su pintura de lo real, de la vida cotidiana y la actividad industrial de las ciudades decimonónicas. Intuición, emoción y experiencia, sugestiones no explícitas, ocultismo y misterio son la materia prima de los trabajos de estos artistas, que buscaron trascender lo material para alcanzar mundos a veces interiores, a veces sobrenaturales, subjetivos y antirracionales.