El artista polaco expondrá en el Museo Reina Sofía y en el monasterio burgalés su instalación bipartita ctrl
“Miroslaw Balka. ctrl”
MONASTERIO DE SILOS
Valle de Tabladillo
Burgos
MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA
c/ Santa Isabel, 52
28012 Madrid
Del 26 de noviembre de 2010 al 25 de abril de 2011
La obra inicial de Miroslaw Balka, creador polaco graduado en la Academia de Bellas Artes de Varsovia, hacía indirectamente referencia al turbulento periodo histórico que vivió su país tras la II Guerra Mundial, etapa en la que tanto el Sindicato Solidaridad como la Iglesia Católica polaca comenzaron a enfrentarse al régimen soviético.
A estos primeros trabajos les seguiría un repertorio de esculturas figurativas, como Black Pope o Black Sheep (1987), y, con la caída del muro de Berlín y el consecuente establecimiento de un clima más democrático y liberal en Polonia, la imaginería representacional de Balka fue reemplazada por una iconografía abstracta relacionada con el cuerpo y basada en medidas y proporciones. El espacio pasó a convertirse en la principal preocupación del artista. A raíz de su creciente percepción del peso de la historia como inevitable, la obra de Balka comenzó a quedar imbuida por valores cambiantes.
Desde hoy y hasta el 25 de abril del próximo año, el polaco presenta en la Abadía burgalesa de Silos y en la Sala de Bóvedas del MNCARS su instalación bipartita ctrl, que concibió tras visitar previamente ambos escenarios.
En la sección de ctrl que podremos ver en Silos, Balka recontextualiza un trabajo de formación que elaboró hace 25 años. Consta de una estructura oscura, la parte trasera de un armario ropero, que bloquea completamente la entrada al espacio de exhibición tanto en lo simbólico como en lo funcional. Una de las dos puertas idénticas de las que consta el armario da acceso a una habitación oscura, abovedada y ocupada por un solo objeto bañado de luz: una escultura de tamaño natural que representa a un papa negro sentado junto a una oveja negra. La imagen hace referencia a una de las profecías de Nostradamus más conocida en Polonia.
Para regresar a la zona abierta al exterior del Monasterio, los espectadores deben sobrepasar de nuevo el umbral marcado por el armario, y antes de hacerlo se ven confrontados con sus propias imágenes gracias al espejo que aparece en ese lado de las puertas del mueble. Este armario puede tener a su vez diversos sentidos: para Balka, remite al guardarropa de la familia de Anna Frank que les permitió salvaguardar su escondite de los nazis y, para otros, alude al espejo que traspasa Alicia en el país de las maravillas.
La transición desde el dominio subterráneo de Balka a este luminoso claustro decorado con escenas religiosas es provocadora, al menos porque nos recuerda que las inspiradoras imágenes que construimos como manifestación de nuestras creencias, deseos y aspiraciones están acompañadas de otras reprimidas, mordaces figuraciones de miedos y terrores con las que deben estar entretejidas si lo bueno y beneficioso ha de prevalecer.
Y ya en Madrid, en el Museo Reina Sofía, la pareja de galerías en las que Balka ha levantado su instalación componen un espacio sombrío y vacío salvo por la presencia de tres estructuras semejantes a jaulas y rellenas de espuma de foam que custodian las entradas de una de las salas, zonas que, en este contexto, remiten constantemente a los manicomios pintados por Goya y a los orígenes del edificio que hoy alberga el MNCARS, a su primera función como hospital. De una de las puertas emerge un sonido aullante, y quienes la crucen se verán sumergidos en un remolino de corrientes de aire.
Tanto en Silos como en Madrid, los espectadores se encontrarán siendo agentes y audiencia a la vez.
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