Miró y Calder, más que una amistad

Hasta el próximo 8 de junio, la sede neoyorquina de Opera Gallery presenta “Kindred Spirits: Joan Miró y Alexander Calder”, una exhibición que analiza la relación amistosa entre ambos y también sus intercambios artísticos. Se conocieron en París en 1928, de forma fortuita, y compartieron afinidades, pese a la barrera idiomática, durante cerca de medio siglo, hasta el fallecimiento del americano en 1976.

En un primer momento, era Miró quien contaba con mayor reconocimiento; de los veinte datan algunos de sus lienzos surrealistas más notables e inventivos; Calder, entretanto, trabajaba entonces en la transformación de objetos cotidianos en arte, dejándose influir por su formación en ingeniería. Pese a la diversidad de sus orígenes, compartieron un lenguaje visual arraigado en la forma y el color que desplegaron en esculturas, pinturas, grabados y escenografías.

Alexander Calder y Joan Miró en la apertura de la Fondation Maeght de Saint-Paul-de-Vence, 1963. Cortesía de Bridgeman Images
Alexander Calder y Joan Miró en la apertura de la Fondation Maeght de Saint-Paul-de-Vence, 1963. Cortesía de Bridgeman Images

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