Miradas que comunican: artistas contemporáneos se inspiran en el legado tecnológico de Telefónica

Una muestra reúne trabajos de Eugènia Balcells, Cabosanroque, Daniel Canogar, La Fura dels Baus-Pep Gatell, Nuria Giménez y Valcárcel Medina

Madrid,

Una de las exposiciones con las que Telefónica conmemora este año su centenario puede contemplarse aún en la cuarta planta del Espacio de su Fundación en Fuencarral y va más allá del repaso a las colecciones que la firma posee en relación con la historia de las telecomunicaciones (teléfonos, repartidores, cables, fotos y películas de época) para fundir esas tecnologías con el arte contemporáneo en un sentido muy amplio, desde la plástica al cine o el teatro.

Los artistas visuales Eugènia Balcells, Daniel Canogar e Isidoro Valcárcel Medina, el colectivo experimental Cabosanroque, la compañía teatral La Fura dels Baus-Pep Gatell y la cineasta Nuria Giménez exhiben allí proyectos instalativos basados en determinadas piezas ligadas al patrimonio de Telefónica (son 85.000 las que lo componen) y en las posibilidades de su relación con el sonido, el color, la imagen y la luz para generar de ellas nuevos significados.

Han sido estos mismos autores quienes han seleccionado los objetos con los que han trabajado: Balcells, que viene haciendo uso de la tecnología en sus creaciones desde los setenta y también ha buscado hacer converger en sus propuestas la investigación científica y la filosófica en el arte con la luz como eje, muestra en Madrid El hilo conductor, un proyecto centrado en el cable de cobre, pilar de las redes de comunicación hasta la generalización de la fibra óptica. Hoy atisbamos, sin duda, que los millones de kilómetros de cable desplegados por esta empresa desde el mismo año 1924 en que nació contribuyeron a vertebrar el territorio de nuestro país en un sentido social; evocando esa idea, esta creadora barcelonesa ha hilado una trama de tejidos que alude a las tipologías de los nodos y redes de comunicación. Cable, luz y sonido dan lugar, aquí, a una experiencia poética al emular el viaje de las ondas de voz en el espacio.

En cuanto al colectivo Cabosanroque, compuesto por Laia Torrents y Roger Aixut, su andadura viene centrándose, precisamente, en indagar en las opciones performativas del sonido, aunque no podemos decir que materialicen estas en una única categoría: en sus instalaciones, y también en la que ahora podemos contemplar en Telefónica, se dan cita el teatro, la música o las artes visuales. Eso sí, suelen construir dispositivos sonoros a partir de objetos que en sus manos devienen prácticamente esculturas, y entre sus inquietudes se encuentran también la política, la poesía y los nexos de ambas con lo lúdico.

Su trabajo en esta exposición lleva por nombre Politonos: con el icono de Telefónica como punto de partida, han diseñado una suerte de topografía valiéndose de doscientos cincuenta terminales de épocas diversas, recalcando hasta qué punto los teléfonos fueron hitos del diseño industrial, pero también de la cultura popular y emblema de cada salón, de la rueda a los botones y la marcación por voz. La instalación recalca las capacidades sonoras de cada terminal, dando lugar entre todos a una suite orquestal cuyo sonido se funde con movimiento y luz y que dura cerca de un cuarto de hora.

Miradas que comunican. Espacio Fundación Telefónica
Miradas que comunican. Espacio Fundación Telefónica

La propuesta de Canogar se llama Intervalos. Su presencia era más que previsible en esta muestra, pues en su trayectoria la tecnología siempre ha sido herramienta de creación y centro de reflexiones; suele investigar la tensión entre los dispositivos obsoletos y los medios digitales avanzados y el modo en que dichas tecnologías, su surgimiento y desaparición, acaba teniendo que ver con nuestra identidad. Para Intervalos, su obra en Telefónica, ha recuperado un pequeño fragmento de un repartidor, es decir, el armazón que soporta la intrincada maraña de cables que posibilitaba la circulación de voz y datos: ha reinterpretado, por tanto, un sistema telefónico obsoleto para enseñárnoslo como ente vivo que cobijaba una red viva no muy distinta en su funcionamiento a un cerebro con sus pulsos neuronales.

La sección del equipo que ha usado, y los cables, proceden de la central telefónica de Pacífico, una de las que gestionaba las comunicaciones en el centro de Madrid. Se construyó en los cincuenta y sus dimensiones superaban los 3.000 metros cuadrados.

Miradas que comunican. Espacio Fundación Telefónica
Miradas que comunican. Espacio Fundación Telefónica

La compañía teatral Fura dels Baus, cuyas escenografías suelen incorporar una vertiente tecnológica y desplegarse en espacios no convencionales, ha diseñado C0MUNIC4ND0, una instalación en tres actos que propone un acercamiento al archivo documental y objetual atesorado por la firma desde hace un siglo. El primer episodio comienza con instantes que ilustran, a través de rostros anónimos y objetos, los avances que hicieron posible la comunicación por voz durante la primera mitad del siglo XX. Junto a un bosque de postes, veremos imágenes de los fotógrafos Alfonso y Marín, que, en la década de los veinte, documentaron por encargo de la firma el despliegue del tendido telefónico, además de un contundente transmisor de onda corta, que entre esos años veinte y los sesenta permitió la comunicación intercontinental con América. En el último acto, una sección de Rotary rinde tributo a los equipos de conmutación más duraderos de la historia de Telefónica, máquinas que conectaron de forma automática durante setenta años dos líneas telefónicas sin la intervención de una operadora.

Por su parte, la cineasta Nuria Giménez, cuyos filmes entrecruzan experimentación e intimismo y tienden a basarse en material de archivo, nos muestra aquí Diálogos en el tiempo. Ha accedido a una sección del Archivo Histórico de Telefónica y a una selección de cortometrajes relativos a la historia de las telecomunicaciones, también a recursos vinculados a la evolución social en el último siglo, para componer un quinteto de dípticos que plantean diálogos entre parejas de pantallas con diversos encuadres, formas y tempos. Su propósito es el del homenaje: a los archivos como fuente, y al cine y la televisión como iconos.

Miradas que comunican. Espacio Fundación Telefónica
Miradas que comunican. Espacio Fundación Telefónica

El último trabajo de esta muestra, el de Valcárcel Medina, es el único no inédito del recorrido: Conversaciones telefónicas data de 1973. Se trata de una de sus acciones conceptuales destinadas a activar la capacidad del arte para introducir, en la vida cotidiana, situaciones que pueden generar espacios de reflexión; el artista murciano llamó aquel año a ochenta desconocidos seleccionados al azar para informarles del número correspondiente a su teléfono, entonces, recién instalado. Las reacciones al otro lado oscilaban entre el asombro y la incredulidad, pero también hubo algunos interlocutores confiados y dispuestos a seguirle el juego.

Era en este momento cuando se extendía en los hogares el uso doméstico y familiar de un dispositivo, las llamadas se hacían frecuentes y Valcárcel Medina reclamaba la posible concepción artística de un acto que hoy quizá haya dado un paso más hasta convertirse, para algunos, en fisiológico más que en habitual.

Miradas que comunican. Espacio Fundación Telefónica
Miradas que comunican. Espacio Fundación Telefónica

 

Miradas que comunican. Espacio Fundación Telefónica
Miradas que comunican. Espacio Fundación Telefónica

 

Miradas que comunican. Espacio Fundación Telefónica
Miradas que comunican. Espacio Fundación Telefónica

 

 

 

“Miradas que comunican”

ESPACIO FUNDACIÓN TELEFÓNICA

C/ Fuencarral, 3

Madrid

Del 11 de junio de 2024 al 12 de enero de 2025

 

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