El uso de lapis specularis, yeso cristalizado de gran transparencia que puede laminarse, supuso casi una revolución en la etapa romana: permitió cerrar estancias, mantener la temperatura en las termas, proteger ventanillas… y también se le concedieron propiedades simbólicas.
Es también el eje y el título de la propuesta que Miguel Ángel Blanco presenta, hasta el 23 de junio, en el Museo Arqueológico Nacional: ha trabajado con este material, procedente de minas de Segóbriga y Arboleas (Almería), en libros-caja que forman parte de su Biblioteca del bosque.

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