Messerschmidt: entre muecas y pasiones

Franz Xaver Messerschmidt. A Strong Man, posterior a 1770. Colección privada

Una muestra en el Getty Center rastrea la influencia de sus Character Heads en el arte contemporáneo

Los Ángeles, 03/08/2012


“Messerschmidt and modernity”

THE GETTY CENTER
1200 Getty Center Drive CA
90049
Los Ángeles
Del 24 de julio al 14 de octubre de 2012
Martes y miércoles, de 10:00 a 19:00 horas
Jueves y viernes, de 10:00 a 21:00 horas
Sábado y domingo, de 10:00 a 18:00 horas

Nacido en el actual Baden-Wurtemberg, en Baviera, en 1736, el enigmático escultor Franz Xaver Messerschmidt se formó en Múnich, Graz y en la Academia de Arte de Viena.

 

Nombrado en 1769 profesor adjunto en la Academia Real, desarrolló una brillante trayectoria como escultor y profesor hasta que en 1774 el Comité de Profesores de la Academia rechazó otorgarle el nombramiento como profesor titular que le correspondía, a causa del carácter supuestamente desviado de su comportamiento. Messerschmidt fue declarado no apto para su función porque, según escritos de entonces, “parece a veces perder la razón”. Aquellos supuestos desequilibrios se han vinculado a menudo por distintas vías a la radicalidad de sus propuestas.

 

Estudioso de Hermes Trimegisto y de los incipientes estudios fisionómicos de su tiempo, alcanzó popularidad por sus inquietantes sesenta y nueve bustos de exageradísimos gestos faciales que componen su serie Character Heads: rostros llevados a la desmesura y el exceso expresivos. Se introdujo así en territorios en absoluto convencionales y poco tratados por otros artistas durante el siglo XVIII, pero estos bustos, pese a las apariencias, no esconden una intención ni caricaturesca ni grotesca, sino que pretenden más bien alcanzar un objetivo entre documental y científico: inmortalizar los instantes en los que inconscientemente ponemos a prueba los límites de nuestras posibilidades de expresión. Se piensa que él mismo fue su propio modelo.

Franz Xaver Messerschmidt. The vexed man, posterior a 1770. The J. Paul Getty Museum, 2008     Franz Xaver Messerschmidt. A Hypocrite and a Slanderer, posterior a 1770. © The Metropolitan Museum of Art

 

Los bustos están elaborados en metal, la mayoría a partir de aleaciones de estaño o de plomo, y en alabastro. Las notas comunes entre ellos: una minuciosa y precisa representación de la fisionomía individual y un despojamiento de todo lo accesorio que llevó al bávaro a centrarse cada vez más en la figuración del rostro.

 

Según José Jiménez, en sus fascinantes cabezas podemos rastrear el eco de las teorías del temperamento que se remontan a Hipócrates, Aristóteles y diversos tratados de la Antigüedad Clásica, así como los planteamientos de la contemporánea fisiognómica, que entonces se desarrollaba en Europa, buscando establecer relaciones entre los temperamentos y las estructuras anatómicas del cráneo. Pero Messerschmidt va mucho más allá. Con su capacidad para dar expresión a un amplísimo registro de expresiones, con su reconstrucción figurativa precisa de los más mínimos detalles del movimiento de la cara, Messerschmidt sitúa en los gestos faciales la vía central para conocer al hombre concreto y las oscilaciones de sus estados de ánimo. Con su obra, la escultura alcanza a ser expresión plástica plena del conocido refrán: “la cara es el espejo del alma”. O, mejor aún, nos muestra, nos desvela, algo que los artistas plásticos saben en toda su dimensión y alcance: el gesto es el hombre.

La muestra “Messerschmidt and Modernity”, abierta hasta el 14 de octubre en el Getty Center, vincula una selección de estas obras a la fascinación propia de los siglos XVIII y XIX por la representación de las pasiones y por las posibles relaciones entre fisionomía y personalidad humanas. Además indagará en la influencia de la producción del artista bávaro en la obra de artistas asentados en la Viena de 1900 y de creadores contemporáneos británicos y estadounidenses.

 

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