Cuando Meret Oppenheim se ganó probablemente su lugar en la Historia del Arte, de la mano de una taza de té, un plato y una cuchara que recubrió de pelo, corría el año 1936 y ella tenía 22. Aquel acto aparentemente caprichoso dio lugar a un Objeto inolvidable y suscitó la admiración de pintores, poetas y escultores surrealistas, también de la crítica internacional, tanto que formó parte esta obra de la muestra “Fantastic Art, Dada, Surrealism”, que pudo verse en el MoMA y que causó sensación (posteriormente este centro la adquiriría, convirtiéndose en el primer museo en coleccionar su legado).
Su trayectoria, sin embargo, no acabó con ese juego de desayuno imposible: en las cinco décadas siguientes, la artista produjo un cuerpo de trabajo variado y rico, tremendamente original, que sin embargo es muy desconocido fuera del contexto suizo (nacida en Berlín, residió buena parte de su vida en París, Basilea, Thun y Berna y lleva su nombre un prestigioso premio que las autoridades de ese país conceden a creadores jóvenes).
La obra de Oppenheim centra ahora una nueva exhibición en el MoMA: se le dedica una retrospectiva, planteada cronológicamente, que consta de pinturas, esculturas, ensamblajes, relieves, diseños de joyas, trabajos en papel y collages. Su eje es una serie de doce dibujos que llevó a cabo en 1983 y que contienen representaciones meticulosas, y diminutas, de dos centenares de sus creaciones, a modo de manual de instrucciones (reconociéndolo como una posibilidad entre muchas) para una antología suya que se celebraría el año siguiente en Berna. A medio camino entre el autorretrato y el registro histórico de su producción, demuestran esos papeles la determinación de esta autora por dar forma a su propio legado, una voluntad, la de la autorrepresentación, que se subraya en el museo neoyorquino junto a su humor, su puesta en cuestión de la naturaleza de los sueños y de los estereotipos y sus reflexiones sobre las distinciones entre los utensilios ordinarios y las obras de arte.
“Meret Oppenheim: My Exhibition” es la mayor exposición de la artista fuera de Europa hasta ahora y también la primera que se le brinda en Estados Unidos en un cuarto de siglo; recaló antes en Kunstmuseum Bern y la Menil Collection de Houston y sorprenderá al espectador, quizá más que por sus combinaciones objetuales, por sus pinturas narrativas y abstracciones geométricas, sus joyas, esculturas públicas e incluso sus poemas.
No faltan en el recorrido pinturas tempranas como Quick, Quick, the Most Beautiful Vowel is Voiding, M.E. por M. O. (1934); esculturas de su fase de media carrera, como The Green Spectator (1959) u obras tardías monumentales como New Stars (1977-1982); a lo largo de esas décadas, mantuvo Oppenheim su fidelidad a intereses como el mundo natural y la mitología, el género y la individualidad. En 1975 era ya muy consciente, y explícitamente lo afirmó así, de la emergencia de concedernos una libertad propia antes de que desde fuera la refrenden, si es que eso ocurre.
En su etapa primera en París, alumbró Oppenheim dibujos semejantes a garabatos espontáneos, misteriosos lienzos, extraños objetos, collages, diseños para joyería y otros accesorios de moda. Allí realizaría también su Object para justo después, en 1937, regresar a Suiza, donde se formó como conservadora de arte y trabajó de forma menos fecunda -debido a una crisis personal- hasta su resurgimiento creativo en 1954. Buena parte de sus piezas en la exposición, de hecho, se datan entre los cincuenta y mediados de los ochenta, relacionándolas con sus anteriores, y precoces, diseños surrealistas de los treinta: intencionadamente no se establecen jerarquías en el montaje entre los distintos periodos de su carrera y las disciplinas que cultivó, respondiendo al espíritu de una autora que manejaba un concepto muy abierto del arte y que desafió categorizaciones en cuanto a estilos, técnicas y etapas históricas.
Si su época inicial se nutrió claramente de los azares surrealistas, tras la II Guerra Mundial se aproximaría a los postulados del Pop internacional, el Nouveau Réalisme francés y después el arte conceptual, en sus años finales y hasta su muerte en 1985.
Hace un par de años el Museo Picasso de Málaga tuvo que suspender, obligadamente debido a la pandemia, otra exhibición destinada a repasar la carrera de Oppenheim, pero sí preparó un proyecto digital que cuenta con ensayos de expertos publicados por primera vez en español. Se tituló “Meret Oppenheim. Reflejo de una época” y puede consultarse aquí: www.museopicassomalaga.org
“Meret Oppenheim: My Exhibition”
MOMA. THE MUSEUM OF MODERN ART
11 West 53 Street
Nueva York
Hasta el 4 de marzo de 2023
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