La Albertina presenta la primera retrospectiva que Austria dedica al artista surrealista
“Max Ernst. A retrospective”
Albertinaplatz 1 A-1010
Viena
Del 23 de enero al 5 de mayo de 2013
180 pinturas, collages y esculturas y una selección de ejemplos relevantes de sus libros ilustrados y de documentación personal componen la exhaustiva retrospectiva de Max Ernst que mañana abre sus puertas en la Albertina y que nos introducirá, no sólo en la evolución de la obra del artista, sino también en su modo de vida y en su contexto historiográfico.
Nadie duda de que, junto a Matisse, Picasso, Beckmann o Kandinsky, Ernst es una de las grandes figuras del arte europeo de la mitad del siglo XX. Ligado en sus inicios al Dadaísmo, pionero del Surrealismo e inventor de técnicas como el frottage, el grattage o la calcomanía (la inventiva de Ernst fue incesante en lo relativo a técnicas de inspiración pictórica), logró causar irritación entre los críticos de su tiempo gracias a sus largas pausas entre unas y otras fases en la producción de su trabajo y a su recuperación constante de temas del pasado que combinó sin agotamiento con preocupaciones nuevas. Sus recuerdos, su afán por nuevos hallazgos artísticos, el reciclaje de temas y técnicas y el collage son las bases de su trabajo.
Creador inquieto que siempre defendió su libertad (como artista y como ciudadano), se trasladó de Colonia a París en 1922 para unirse al círculo de los surrealistas. A menudo incomprendido, en la capital francesa sería detenido en dos ocasiones como “extranjero hostil”. Tras su puesta en libertad, y ya a comienzos de los cuarenta, se exilió de nuevo en Estados Unidos.
La retrospectiva que mañana abre la Albertina relaciona su obra con acontecimientos históricos y políticos del pasado y del presente, otorgando a ésta una dimensión casi profética. La exhibición podrá verse desde junio en la Fondation Beyeler de Basilea.