Francisco Calvo Serraller
Exposición que nos revela la verdadera urdimbre creativa de Matisse, su constante inquietud, su gusto por la experimentación y la amplitud de su registro técnico, propio de un artista “inteligente”: desde su curiosidad por las investigaciones vanguardistas, que le hacía fijarse en los peculiares ritmos de los artistas primitivos o el arte oriental, hasta su innato espíritu clásico, cercano a Ingres en su defensa del dibujo y el color.
Fundación Juan March, Madrid
Del 5 de octubre de 2001 al 20 de enero de 2002
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Esta selección, de su personalísima obra no pictórica, nos descubre al dibujante, que borró la frontera entre dibujo y color, nos acerca a el sentido musical de sus composiciones y nos muestra su asombrosa capacidad de planificación del espacio a través de los collages recortados, en los que trata la materia como si se tratase de un patrón mental. Todo lo que Matisse hizo recoge la grandeza de su espíritu.
Henri Matisse
El tobogán, 1947
Henri Matisse
Paisaje costero, c.1905