Victoria Combalía
Entendemos por máscara la representación parcial de un rostro, cortado por la mitad.
Desde el 21 de octubre hasta el 1 de febrero, en el Musée D’Orsay de París
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Su función puede ser la de taparse el rostro en representaciones teatrales o en juegos o bien, si es mortuoria, para recordar los rasgos del difunto. Pero también fue y es un tema muy interesante para un escultor por su capacidad de eludir la psicología o, por el contrario, de acentuarla. Esta excelentísima exposición reúne desde máscaras teatrales (trágicas o cómicas), una Medusa de Böcklin, mascarones decorativos de la arquitectura ochocentista, hasta varias máscaras de la actriz japonesa Hanako realizadas por Rodin, con una de ellas fotografiada por Stieglitz. Entre las obras más bellas se encuentran una máscara del simbolista Khnopff, un Demonio alado sosteniendo una máscara, de Odilon Redon y el Picador con nariz rota de Picasso.
Arnold Böcklin. Escudo con rostro de Medusa, 1897
© RMN (Musée d’Orsay) / Hervé Lewandowski