La próxima programación del Museo Reina Sofía estará marcada por antologías de peso y por una presencia fundamental (casi única) de artistas españoles. La primera muestra que nos ofrecerá en este nuevo curso expositivo estará dedicada a Maruja Mallo y llegará a Madrid tras su paso por el Centro Botín, el próximo 8 de octubre. La gallega, ligada a la generación del 27, introdujo en su obra una diversidad iconográfica y estilística poco común, destinada a dar forma a una renovada mitología y, también, a dar relevancia a las mujeres creadoras, de ahí la importancia de la autorrepresentación en su producción.
Incluyó autorretratos en sus primeras composiciones personales, las verbenas; más tarde se aproximó al mundo del teatro y a la que llamó “plástica escenográfica”, en una serie de fotografías de sí misma emplazada en diferentes escenarios desde los que propuso una revisión de las identidades de género, de clase, artísticas y políticas. Estando ya exiliada, este asunto de la identidad regresó desde la fluidez a sus naturalezas y retratos, a los que incorporó la cuestión racial.
Al MNCARS llegarán noventa pinturas, dibujos, escritos y documentos, además de vídeos que repasarán su biografía e influencia.

Muy esperada será también otra retrospectiva: la que el centro dirigido por Manuel Segade brindará a Juan Uslé, bajo el título “Ese barco en la montaña”. Comisariada por Ángel Calvo Ulloa, podrá visitarse desde el 26 de noviembre y llega dos décadas después de “Open Rooms”, la primera exposición del cántabro en el Reina Sofía.
La muestra se desplegará en una decena de salas conforme a un recorrido no cronológico, sino marcado por las idas, los regresos y la aproximación a disciplinas tangencialmente ligadas a la pintura. Su abstracción nace de lazos subconscientes con el mundo visible, del estudio de las posibilidades de trasladar a las telas imágenes pensadas, imaginadas o soñadas.

El candidato a los próximos Óscar en representación española, el cineasta gallego Oliver Laxe, recalará el 17 de diciembre en el MNCARS con el proyecto “HU/هُوَ. Bailad como si nadie os viera”, comisariado por Chema González.
La propia Sirat, que además recibió el Premio del Jurado en Cannes 2025, será el centro de esa propuesta, una instalación que pondrá en cuestión las limitaciones propias de la pantalla de cine. La exposición se acompañará de un ciclo de proyecciones de trabajos de este autor.

Ya en 2026, Andrea Canepa tomará el relevo de Miguel Ángel Tornero en la cubrición del Palacio de Cristal, cerrado por restauración, y el MNCARS recordará las prácticas osadas del argentino Alberto Greco, en la exhibición “Viva el arte vivo”. Se repasará su andadura desde sus primeras obras próximas al informalismo y el dibujo de raíz expresionista a las acciones artísticas que llamó así, “arte vivo”, asentadas en la experiencia cotidiana, la expansión del espacio artístico y la puesta en cuestión de las nociones mismas de obra y autoría.
Greco emprendió sus acciones de “arte vivo” en 1962, en el mercado de Les Halles de París, rodeando con un círculo de tiza y con su firma a viandantes que no conocía. También ese año publicó en Génova su Manifesto Dito del Arte Vivo, que pegó en los muros de la ciudad italiana. Por su “spettacolo d’Arte Vivo” Cristo 63, en el Teatro Laboratorio de Roma, fue expulsado de ese país.
Ya en España, la muestra ahondará en los proyectos colaborativos del artista junto a autores como Millares o Eduardo Arroyo, en sus acciones en Lavapiés o Piedralaves y en su producción literaria: ficciones autobiográficas en las que desbarataba la estructura continua y las limitaciones del género.

La artista textil Aurèlia Muñoz, en cuya recuperación ha trabajado en los últimos años la Galería José de la Mano, será objeto de otra antología en el MNCARS desde abril. Organizada junto al MACBA barcelonés, donde viajará en noviembre del año que viene, desvelará en sus creaciones entes que no esperamos: figuras sin género claro, personajes a medio camino entre lo humano y lo animal, cuerpos textiles llenos de presencia, arquitecturas vegetales, telas suspendidas o pájaros-cometa.
En inicio vinculada a la Nouvelle Tapisserie o la Escola Catalana del Tapís, su trabajó dejó pronto cortos los límites del arte textil y la artesanía contemporánea para articular un proyecto más expansivo, basado en la experimentación técnica y material: con macramé, collage, ensamblaje, velámenes y esculturas en papel…

Felix Gonzalez-Torres y Fernando Sánchez Castillo cerrarán la programación del Reina Sofía en el curso que empezamos. Del primero, a partir de mayo, podremos contemplar sus principales instalaciones, esculturas y fotografías, a menudo ligadas a la performance: pueden cambiar física y conceptualmente a través de la participación de los propietarios, los exhibidores y el público. Para este autor era fundamental la cualidad mutable de su obra, que podía acercarla a cualquier tiempo o contexto.
El segundo desplegará en el Palacio de Velázquez “La perla peregrina”, un conjunto de piezas significativas de su carrera, en la que ha examinado el potencial de la cultura como medio de reflexión crítica e intervención en los relatos del poder y la memoria social.

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