Las grandes esperanzas de Martín Godoy, en La Casa Amarilla

Zaragoza, 13/12/2018

En el mismo año en que el zaragozano Fernando Martín Godoy iniciaba sus estudios de Bellas Artes en la Complutense de Madrid, en 1993, Hans Haacke recibía el León de Oro en la Bienal veneciana por su proyecto en el pabellón alemán. Sobre su puerta de entrada, ese artista había colocado un relieve que reproducía el reverso de un marco (la moneda de ese país entonces) y en el interior había dispuesto una fotografía de Hitler que recibía a los visitantes y múltiples escombros en el suelo. En la pared podía leerse: Germania.

Fernando Martín Godoy. Estudio I, 2018 — Fernando Martín Godoy. *Estudio I*, 2018

Además de a las ideas de Sebald sobre el inicio de una nueva realidad sin historia en Alemania tras la II Guerra Mundial, el proyecto de Haacke apuntaba a la llamada teoría del valor de las ruinas, que Speer y el Tercer Reich hicieron suya y que tampoco es difícil conectar, salvando todas las distancias, con las creencias de los antiguos egipcios. Según esa teoría, el diseño de toda construcción nueva debía incluir la previsión de su ruina para asegurar así su futuro renacer. Haacke parecía apuntar, sin embargo, a que las ruinas terminaron siendo vencidas por los meros escombros.

En “Grandes esperanzas”, la exposición individual que Martín Godoy presenta hasta el 9 de febrero de 2019 en la Galería La Casa Amarilla de Zaragoza, encontramos pintadas pilas de escombros que hablan de una destrucción prácticamente total y también interiores de estudios de artistas en los que la nada a la que aboca dicha destrucción se equipara a la soledad como condición necesaria, tradicionalmente, para la creación.

La paleta oscura predominante en los fondos convierte a las mesas y sus papeles en blanco en receptores únicos de luz y no es difícil pensar en Haacke al contemplar esos folios acumulados y también los escombros que pinta en sus series numeradas de Desastres. El origen de estas composiciones lo encontramos fijándonos atentamente en los fondos: un cuadrado negro ocupa el centro de las imágenes y nos hace acordarnos del origen del de Malevich; el propio creador suprematista decía haberse inspirado en el drama apocalíptico y futurista Victoria sobre el sol, en el que la luz y las tinieblas se enfrentaban… y ganaban las últimas.

Como aquel cuadrado negro, en palabras de Malevich, representa el embrión de todo lo que se puede generar en la formación de terribles potencias, el que Martín Godoy incorpora a estos trabajos alude a todas las posibilidades de representación abiertas en los papeles en blanco de estos estudios, las brillantes y las oscuras.

Ante unas y otras tinieblas, las históricas, las espirituales y las creativas, el artista ha escogido las “Grandes esperanzas” de Dickens para titular su actual muestra zaragozana. Con anterioridad, había realizado escenas urbanas, retratos y composiciones híbridas a medio camino entre paisajes, interiores y naturalezas muertas; trabaja a partir de lo real y de fotografías, del cine y la imagen digital, de la pintura clásica y, como en este caso, de las vanguardias históricas, haciendo ejercicios de síntesis formal y concediendo a la luz un valor tan estético como narrativo y simbólico.