Martí Cormand se estrena en Madrid

Cayón y Casado Santapau muestran su obra reciente

Madrid,
Martí Cormand. Christine Kozlov's "THIS IS NOT ART" 1969
Martí Cormand. Christine Kozlov’s “THIS IS NOT ART” 1969

Dicen de Martí Cormand que dibuja y pinta contaminando la pintura con el dibujo y el dibujo con la pintura y que su obra, en la que a menudo encontramos icebergs y mares helados, ramas y hojarasca o simuladas construcciones industriales, expresan contradicciones humanas.

El artista barcelonés, cuyos trabajos forman parte de las colecciones del MoMA, el Cornell Fine Arts Museum de Florida, la Cartin Collection de Connecticut o las fundaciones La Caixa y Vila Casas, presenta desde diciembre su primera exposición individual en Madrid, articulada en dos espacios cercanos entre sí: los de las galerías Cayón y Casado Santapau.

Desde 2002, Cormand vive y trabaja en el barrio neoyorquino de Broocklyn y su última producción consta sobre todo de dibujos desarrollados en grafito en los que ha reproducido con extraordinaria precisión obras bien conocidas de la historia del arte. Los que ahora presenta en sendas salas madrileñas forman parte de la serie Formalizing their concept y recrean, con reinterpretación mediante, piezas fechadas entre las décadas de los sesenta y los ochenta y elaboradas por artistas conceptuales como Joseph Kosuth, Liliana Porter, Sherrie Levine y Marcel Broodthaers.

El catalán confiesa que ha empleado largas horas en llevar a cabo sus versiones de esas obras, con un acentuado estilo hiperrealista y sin dejar nada a la improvisación, poniendo gran cuidado en la captación de la luz y en la plasmación de transparencias y texturas, sin recurrir a otro instrumento que no fuera el lápiz. Ese esfuerzo tiene una dirección: cuestionar la capacidad de mímesis de las técnicas del dibujo y la pintura a través de obras que pretenden ser “la sombra perfecta”, la copia perfecta, y casi lo consiguen.

Otra posible lectura de estos trabajos la encontramos en su contraposición con las obras que reproducen: la actitud de Martí como artista es la opuesta a la que desarrollaron los creadores vinculados al arte conceptual; da relevancia a la ejecución y no a la difusión de su idea y presta enorme importancia a técnicas y matices. Cormand dice no tener nada urgente que comunicar, de ahí que investigue las convicciones ajenas.

En este sentido, al contemplar contrapuestas la obra original de Joseph Kosuth One and three triangles (1965) y la copia que hace Martí podemos asistir a un diálogo muy interesante entre artistas que se apropian de objetos o discursos ajenos para crear y para poner el acento en cuestiones distintas: si el primero analiza la presencia de signo, significado y significante en una obra de arte y el hecho de que ésta invite al espectador a desarrollar una actividad mental reflexiva más allá de su contemplación, el segundo investiga sobre las certezas de Kosuth y se sumerge en los caminos de la técnica, los materiales y sus incertidumbres.

 

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