Nacida en Santa Fe en 1989 y residente en Brooklyn, Martha Tuttle ha logrado introducir su trabajo en colecciones como las del MoMA, la National Gallery of Art de Washington y el Philadelphia Museum of Art por la vía de apelar a la naturaleza y a los valores artesanales: enfatiza la materialidad de sus pinturas recurriendo a procesos como el teñido y la costura y emplea únicamente sustancias de origen no sintético. Sus fragmentos de seda translúcida los tiñe con materia vegetal y hierro; en otras ocasiones, remite a las tonalidades elementales de la tierra utilizando pigmentos extraídos de la piedra.
Una selección de sus proyectos más recientes puede ya contemplarse en “Touch/ Stone”, su primera exhibición en la Peter Blum Gallery de Nueva York, abierta hasta el 18 de mayo: cuenta con piezas cuyas marcas divisorias sugieren el agrietamiento de una topografía geológica y que, en ocasiones, suman capas de lana gruesa que la artista hila y teje, así como lino pintado que favorece la tridimensionalidad, un acercamiento a parámetros escultóricos. Su soporte lo constituyen barras visibles, algunas ennegrecidas por el fuego, que no ejercen únicamente esa función de apoyo, sino que generan un equilibrio compositivo particular y refuerzan la invocación de los elementos básicos del paisaje.
La adición de piedras encontradas o fabricadas cuidadosamente termina de promover la presencia de lo físico y táctil en estas composiciones de paneles múltiples; la propia Tuttle, o personas afines a la autora, han recolectado las primeras en zonas del suroeste de Estados Unidos y entre quienes las han recopilado se ha generado una red de conocimiento y conexión centrada en los minerales: esa colaboración es una parte importante de sus procesos creativos. Otras “piedras” incluidas en la exposición están fundidas en vidrio o aluminio y aparecen junto a las rocas halladas; para la artista, representan un intento de diálogo con sustancias y líneas temporales que quedan fuera del alcance humano; al unir los simulacros de minerales y los guijarros busca ofrecer posibilidades amplias de reflexión sobre nuestros modos de relacionarnos tanto con los frutos de la geología como con el pasado remoto de la tierra a nuestro alrededor.
Destaca, en ese sentido, la convergencia en estos trabajos de elementos macro y micro, que tiene que ver con otro deseo de Tuttle, el de aludir en su producción a vastas extensiones, como paisajes o paisajes celestes, sin dejar de lado el examen y el estudio de detalles que incluyen lo geológico y biológico. Propone que la materialización de esas conexiones entre lo inmenso y lo pequeño, en última instancia, nos permitirá visualizar parentescos ampliados y a menudo pasados por alto, metáforas de nuestras propias intimidades en el marco de la geología que nos rodea. Más aún, imagina si ahondar en nuestra sensibilidad hacia las grandezas y menudencias de los entornos naturales podría favorecer una mejora de las relaciones humanas.
Repensando el significado de la expresión “piedra de toque” y sus connotaciones, y la relación entre las piedras y la compasión, ha escrito Tuttle sobre nuestros lazos con el terreno en términos emocionales: “Puede ser muy tierno vincularse a una piedra. Para trasladarla de un apartamento a otro, para darle un lugar privilegiado en el alféizar de una ventana. Quizás, estar personalmente involucrado con algo geológico sea, en una pequeña medida, preocuparse más por las conexiones que por los límites. Vale la pena tener a mano cualquier cosa que pueda aumentar nuestra empatía, aunque sea un ápice”.
Sus pinturas táctiles evocan una relación intuitiva entre tacto y materia y recuerdan que, en un sentido abstracto, una piedra de toque -a la que pueden asimilarse- podría concebirse como un objeto que física o metafóricamente ofrece un elemento de claridad, una información que orienta y da sentido. Incluso una forma primigenia de pureza, por reducirse a lo central, significativo y sin confusión, al carecer de detalles suplementarios o distracciones. Un punto donde regresar cuando se busca una base.
Martha Tuttle. “Touch/Stone”
176 Grand Street
Nueva York
Del 28 de marzo al 18 de mayo de 2024
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