Marco Maggi, artista uruguayo que vive y trabaja entre Nueva York y Montevideo, es autor de trabajos dominados por la sutileza, y a veces, también minúsculos, en los que nos ofrece una visión íntima y delicada del contacto humano directo frente a los sistemas de comunicación actuales que han trasladado lo físico a un segundo plano.
Lo consigue utilizando materiales cotidianos e incluso prosaicos, como azulejos de cerámica, lápiz y papel, molduras de diapositivas…
En 2013 recibió el Premio Figari, este año representará a su país en la Bienal de Venecia y sus trabajos forman parte de las colecciones del MoMA, el Museum of Contemporary Art de Los Angeles, el Art Institute of Chicago, el Hirshhorn Museum and Sculpture Garden de Washington, el Museum of Fine Arts de Houston y la Daros Foundation de Zürich y, coincidiendo con la presentación en la Morgan Library de Nueva York de la muestra “Embracing Modernism: Ten Years of Drawings Acquisitions”, que recoge algunas de sus piezas recientemente adquiridas por esa institución, Maggi presenta su segunda individual en la Galería Cayón de Madrid.
Lleva por título “Vuelva Usted Mañana”, en referencia al célebre artículo ensayístico sobre la pereza que Mariano José de Larra publicó en 1833 en la revista El Pobrecito Hablador, y puede verse en los dos espacios de esta sala, en Orfila 10 y Blanca de Navarra 7, hasta el 18 de abril.
Consta de dos murales en peculiar proceso de elaboración: en las dos sedes de la galería, un dibujo sobre pared irá construyéndose y demoliéndose a lo largo de la primera semana de la muestra, que se inauguró ayer, 26 de febrero. Cada día, el público menos perezoso, podrá descubrir nuevas partículas de un abecedario de papel autoadhesivo y la suma o resta de estos elementos irá modificando el dibujo (macro – micro – marco), que nos recordará al mismo tiempo la vista aérea de una ciudad o la intimidad de un ordenador.
El propósito del artista, de nuevo, es explorar las relaciones entre información y conocimiento a través de objetos y superficies que, tras ser intervenidos, estimulan la simpatía del espectador por lo insignificante. Para contemplar los trabajos de Maggi, no nos queda otra que frenar el ritmo, olvidarnos de la alta velocidad y aproximarnos, entablar una relación física y cercana con la pequeñez, como él mismo hizo al trabajar.
Lo delicado es subversivo en la producción del uruguayo, que intenta subrayar como cada vez conocemos más pero entendemos menos. La suya es una producción discreta, incitante y de calado intelectual basada en la elegía de los detalles mínimos.
Apuesta por la cercanía, la intimidad, la minucia casi, y presta especial atención, en esa misma línea, tanto al proceso como a los materiales, que no tienen más valor artístico intrínseco que el de huir de la grandilocuencia.
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