Máquinas, amor y hadas

“Fata Morgana” recopila una amplia selección de los trabajos recientes de Horn, obras en las que aborda temas de carácter universal, como el amor, la fugacidad de la vida o los desafíos a los que se enfrenta el ser humano en su intento de mantener su salud física y psicológica a lo largo del tiempo.
La muestra, que se exhibe en la galería que la Fondazione Bevilacqua posee en la Plaza de San Marcos, destaca por su original planteamiento: se desarrolla a modo de relato, el que narra al público la propia Hada Morgana hablando del arte y del amor como ilusiones inevitables, fascinantes y a la vez peligrosas. Entre las piezas expuestas figuran una nueva versión de Feather Fingers, obra cuya versión original data de 1972 y que está compuesta por unas manos realizadas a base de plumas que invitan a ser tocadas por el espectador; y una pintura de gran formato, que, enmarcada dentro de la misma poética que Feather Fingers, presenta piedras y alas rígidas que se mueven según un complejo mecanismo interior.

Éstas y otras obras presentes en “Fata Morgana” deben mucho tanto a la importancia que el Surrealismo concedía a lo maquinal y al ensueño, como al arte cinético de los sesenta, reevaluado en los trabajos de Horn, que hace especial incidencia en la repetición compulsiva propia de todos los movimientos mecánicos. Una lente que aumenta la perla de una dama renacentista, Diana de Poitiers, en busca de su luz, guiará a los visitantes hacia una comprensión de la belleza y la vanidad de las cosas a lo largo de la exhibición.

Al igual que el resto de artistas contemporáneos que han mostrado su obra en la Fondazione Bevilacqua, como William Kentridge o Grazia Toderi, Rebecca Horn proyectó uno de sus films en la Ópera de la Fenice, entre los días 3 y 7 de junio, coincidiendo con la inauguración de la Bienal de Venecia. Se trataba de una nueva versión de la película Buster´s Bedroom Shot, y en la producción de su pintura y su música Horn contó con la colaboración de Hayden Chisholm.