Manuel Rivera, de Granada a Nueva York

Una muestra en el Centro José Guerrero revisa la evolución del lenguaje plástico del artista andaluz

Formado en la Escuela de Artes y Oficios de Granada y en la de Bellas Artes de Sevilla, estableció en 1951 su residencia en Madrid y comenzó entonces a interesarse por la abstracción. Participó en el Congreso de Arte Abstracto de Santander en 1953 y viajó a París en 1955, donde conoció de primera mano el informalismo. De vuelta a España, fundó en 1957 el grupo El Paso, pero abandonó el grupo al poco tiempo para centrarse en la creación de una obra muy personal en la que prescinde de soportes y materiales tradicionales como el lienzo y el óleo. Utilizó como elemento esencial la tela metálica, además de alambre y hierro, que tensaba en bastidores de madera que aumentaron de grosor a partir de 1958. De esa forma, profundizó en el estudio del espacio y los efectos de luz y color a través de las mallas metálicas, que no abandonaría nunca. En la trayectoria pictórica de Rivera se observa el paso , de una gran influencia de la tradición local a un arte más cosmopolita, de un cromatismo basado en los no colores a un mayor colorido a partir de 1961, fecha en que comenzó a darse a conocer en América. Participó en la Primera Bienal Hispanoamericana de Arte (Madrid, 1953), la II Bienal de Alejandría (1957), II Bienal de Sao Paulo (1958) y en la XXX Bienal de Venecia (1959).

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