Luis Pérez Calvo, una cartografía pop de Valladolid

Hay quien dice de Luis Pérez Calvo que es un arqueólogo de la cultura popular. Este artista madrileño, pintor e ilustrador, se nutre del cine, el circo, las verbenas, los viejos cómics, el Rastro y la música urbana y popular a la hora de configurar su imaginario, de lo más castizo. Relee, pinta, dibuja, recorta, pega, ironiza y homenajea a Batman, Superman, los Beach Boys, los personajes de Ibáñez o los jabones de Lagarto, fetiches que contempla con melancolía.

Su primera muestra individual tuvo lugar en 1991 en Santander, pero las ha realizado sobre todo desde 2004, en Panta Rhei, el Espacio Sins Entido, las galerías Liebre y Luis Gaspar y Swinton and Grant.

Versátil, mezcla líneas y collages en papeles enmarañados, ha diseñado carteles publicitarios y también ha plasmado sus diseños en cerámicas. Desde el pasado 26 de junio, en la planta baja del Museo Patio Herreriano, Pérez Calvo presenta la primera de las dos intervenciones seleccionadas en la convocatoria LienzoMPH/TFAC 2015, que lleva por título “Una cartografía pop de Valladolid”. Su propósito ha sido “hacer una recopilación y una especie de cartografía surrealista acumulativa de la cultura visual de Valladolid”.

Se trata de un collage en formato mural que el madrileño ha pintado directamente sobre el muro distribuidor del MPH para después sobreponer a él bocetos, objetos encontrados, apuntes sobre papel e impresiones sobre cartón que recogió durante un cuidado proceso de documentación.

El resultado es la representación visual de una megalópolis en la que los vallisoletanos pueden reconocer estampas de su ciudad junto a rótulos de locales antiguos, fotos de arquitecturas, espacios y personajes desaparecidos, carteles de películas, coches de sus fábricas, etc, vistos desde un enfoque melancólico pero también divertido.

Partiendo de la estética de la reapropiación, Pérez Calvo ha ideado una cartografía acumulativa y surrealista de la ciudad integrando algunos aspectos de su cultura visual que han llamado su atención. En sus palabras, mi infancia incluye visitas a Valladolid de las que aún mantengo el recuerdo específico de los paseos por el Campo Grande, así como de los majestuosos animales que allí habitan, especialmente los pavos reales. Partiendo de esa memoria de infancia, he realizado una pequeña recopilación de iconos, eventos y lugares de la ciudad que tienen especial interés para mí, como es el caso de la SEMINCI o de los Cines Roxy y Cines Mantería, como ejemplos de un sistema en decadencia pero muy presente aún en nuestras cabezas. También son iconos inolvidables de la ciudad su río Pisuerga, o sus pinchos y tapas, que están incluidos en mi megalópolis.